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En Cíes ya no hay hippies.

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El año pasado me salté la visita anual a las Islas Cíes así que para resarcirme, en junio fuimos dos veces.

Por un lado, decidimos pasar un fin de semana antes de que llegase la multitud del verano. El plan era no hacer nada, leer, bañarnos, tomar el sol y como mucho dar un paseo hasta el faro. Y por otro, iría a pasar el día con mi hermana y mi sobrina. Sería la primera visita de Gala a la isla, siguiendo la tradición que con nosotras empezó mi madre.

Al llegar al Naútico, donde se encuentra la estación marítima, me agobió un poco la insistencia de no sé cuántas azafatas de una de las navieras. Que si teníamos billete, para qué hora y no sé cuántas más indicaciones que me hicieron pensar que había llegado a un parque de atracciones.

Nos alejamos para esperar cerca del muelle pero Pero la única zona de espera a la sombra estaba asquerosa. Restos de botellón y las marquesinas pintarrajeadas. La imagen de Vigo me pareció lamentable, porque se supone que las Cíes es el mayor atractivo para los turistas.

 

Subí al barco pensando en enviarle la foto a Turismo de Vigo y al alcalde que tanto anuncia las maravillas de las islas. Pero me había prometido desconectar. Quería estar en modo off total, así que guardé el móvil y me concentré en disfrutar como siempre de la travesía.

En el camping trabajaban montando las tiendas que ahora pueden alquilarse, ocupan bastante espacio en el terreno de la parte de abajo así que el despertarse, abrir la tienda y tener a Lágoa dos Nenos delante ya no es posible. Tuvimos que acampar en la parte de arriba donde la sombra escasea ya que el pinar estaba cerrado por posibles desprendimientos de ramas.

El viernes estuvimos muy tranquilos pero el sábado las cosas ya cambiaron, algunas tiendas más y el bar del camping lleno viendo no sé cuál partido. Esta vez elegimos la playa de los Alemanes, antes de las diez ya estábamos dándonos un baño de buenos días. Me alegré de poder seguir disfrutando de la playa yo sola, de ser la primera del día que pisaba aquella finisísima arena para sorpresa de las malignas gaviotas que custodiaban sus nidos en las dunas.



 

Como novedades me encantó encontrar que en el puesto de información ahora también ofrecen un pequeño servicio de biblioteca, con libros sobre la fauna y flora de la isla.

Tras dejar nuestros datos, no tardé ni dos minutos en ponerme a buscar las plantas, flores, bichos y pájaros varios, guiándome por los dibujos y fotografías.


 

Ese fin de semana hizo calor, en la playa se aguantaba bien, siempre y cuando te bañases cada diez minutos claro. Una vez más el mito de que el agua en las Cíes está congelada queda desmentido, si bien a mí me gusta el agua fría, me costó mucho más meterme la semana anterior en Cangas.

Fuimos tan vagos que no subimos al faro esta vez, ni siquiera al pequeño. Pero sí me acerqué a ver cómo había crecido mi árbol, para sentarme luego en el bar a disfrutar de unas cervezas con Kapuscinski y los diarios de Miquel Silvestre. Siendo el atardecer desde una de nuestras rocas uno de los mejores momentos del día.


 

El domingo amaneció tranquilo. La llegada de los primeros barcos rompió el silencio, la calma y los paisajes. Rodas era un tapiz de colores chillantes, lunares e imposibles estampados floreados, nada que ver con el relajante azul transparente de sus aguas. El camino hacia el embarcadero se estrechaba ocupado por bolsas, bolsos, neveras, sillas plegables, carros y demás artilugios playeros que hicieron que me teletransportase por unos segundos a Samil en agosto.

Aquello no me gustaba nada. Gente caminando por zonas acotadas para las gaviotas, pisando flores y plantas que sólo se dan en la isla, basura tirada al pie de los árboles, gritos llamando a los Josua de turno

Decidimos adelantar la hora de vuelta porque no quería arruinarme los fantásticos dos días anteriores ni la idea de Cíes como mi pequeño paraíso enfrente de casa para desconectar y cargarme de energía.


 

 

 Tras devolver el número de la tienda en la recepción del camping, me tocó como no podia ser de otra manera el 17, y tomarnos un café en el abarrotado bar nos subimos la barco para despedirnos un año más de la isla.

Con algo de nostalgia, quizá pena, recodaba que de pequeña ir a Cíes era una súper experiencia, un día especial. Sólo podía visitarse los meses de verano, con número limitado de visitas y un billete caro que lo restringía más.

Aquella sensación de paraíso ese día no estaba en la isla, la gente en las toallas no veía más allá de la pantalla del móvil, los escasos nudistas vieron como su playa se llenaba de cuerpos embutidos en bañadores y bikinis de última temporada posando sin descanso al mejor estilo Anita Obregón. Hasta unos maleducados jóvenes no dudaron en compartir su música con el resto de los que allí estábamos, sobra decir que les importaba un pimiento la buscada paz del resto y que su gusto musical era pésimo.

Y yo soy la primera que recomiendo las Cíes a toda persona que me cruzo porque me parece lo mejor que tiene Vigo. Me encantó escuchar los comentarios maravillados de la gente al volver a la ciudad, pero me da mucho miedo de que las Islas se estropeen y no se cuiden. Porque sino al final no las disfrutará nadie y vale que hay que tener suerte para encontrar hippies en las Cíes pero no dejemos que también desaparezca su magia. Por algo para los romanos era la Isla de los Dioses.


 

18 Comments

  1. Qué lástima que nos lo estemos cargando todo… Viajar es más que ir a los sitios, pero ir a los sitios se ha puesto de moda y los llena de gente que no saben a dónde van ni porqué (yo es que soy muy orteguiana, comulgo mucho con la idea de masa).
    La asequibilidad hace que valoremos menos las cosas, pero hacerlas inasequibles tampoco es la solución porque convierte toda actividad en elitista. La solución sería la educación pero… ¿quién educa? Y así estamos, volviendo al principio.

    Me encantaría poder visitar las Cíes.

  2. […] Para conocer la isla, solo hay que seguir la pasarela que conduce al puesto de información, desde allí hacia la izquierda se encuentra el camino del camping y hacia la derecha la playa de Figueiras o de los Alemanes, muy conocida en su momento por ser de las pioneras en la práctica del nudismo. […]

  3. Javier dice:

    La clave está en evitar el verano. El 2014 fui en mayo y el este 2015 en junio (finales de mes en ambos casos). El día y la noche. En mayo la sensación es de tranquilidad (puedes pasar horas sin cruzarte con nadie) mientras que en junio da asco comprobar el tipo de elementos con los que compartes especie (ruido, basura, nulo respeto por las zonas protegidas, fútbol…).

    • Maruxaina dice:

      Hla Javier,
      Yo también fui este año en junio, normalmente vamos antes y nunca en verano pero este año fue imposible. En el otro post sobre las Cíes cuento la experiencia de visitarlas en marzo y como tu dices el día y la noche!!
      Sí que es lamentable que se estén descuidando muchas cosas y como no hagan algo, mal lo veo 🙁
      Gracias por tu comentario!!

  4. […] Y de dos maletas pasamos a una mochilera, Maruxaina, nos cuenta que en las Islas Cíes ya no hay hippies. […]

  5. […] Y de dos maletas pasamos a una mochilera, Maruxaina, nos cuenta que en las Islas Cíes ya no hay hippies. […]

  6. GranPumuki dice:

    Desgraciadamente los viajeros estropeamos los sitios, todos contribuimos en menor mayor medida. Las Islas Cies son fantásticas y creo que los viajeros en general y los blogueros en particular debemos comprometernos con el turismo responsable. Escribir y denunciar es positivo para concienciar…pero queda mucho camino. Es necesario también que personas comprometidas llegan a puestos de decisión para establecer las reglas que protejan el entorno.

    Saludos

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Hola Enrique,
      Como dices quien debería ocuparse de que se respetasen los cupos y las islas Cíes en general muchas veces no lo hacen. Es una pena porque los sitios naturales no pueden dejarse ni abandonarse, el cuidado debe ser permanente. Por otro lado, si los viajeros tuviesen más sentidiño común sería otra cosa…
      Un saludo y gracias por la visita.

  7. Diana dice:

    Te doy tooooda la razón! Yo desde pequeña voy como mínimo una vez al año, y lo mejor es evitar julio y agosto. Mi playa favorita es la de los Alemanes pero como dices y por desgracia los nudistas hemos quedado apartados a una esquina de la playa! Hay que ir a Ons mientras que no se ponga tan de moda…

    Un saludo!

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Hola guapa,
      Cuánto han cambiado las Cíes. Supongo que alucinarás como yo con la súper moda, todo el mundo quiere venir o ha estado ya. Ons va por el mismo camino, pena perder aquélla posibilidad de acampar de forma libre…
      ¡Un abrazo!

  8. Cristina dice:

    Yo visité las Cies hace años y la sensación era de soledad absoluta, un rincón virgen por el que caminar y disfrutar del sonido del mar y del vuelo de las gaviotas. Por lo que veo, de aquello que da poco… Pero no te preocupes que seguro que tienes ocasión de volver fuera de temporada y volver a vivir el lugar como a ti te gusta.
    Un abrazo

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Hola Cris,
      Pues sí, queda poco de tu idea de Cíes. Ahora ni fuera de temporada…De hecho hace varios años que no vamos.
      A ver si pasa pronto de moda 😉
      Un abrazo guapa.

  9. Alba Luna dice:

    ¡Qué manía esa de los humanos de destruir paraísos como éste! Ver el antes y el después de sitios que acaban cargándose no es nada agradable. Pero bueno yo si fuese me parecería precioso porque no tengo los recuerdos que tienes tú o un antes con el que comparar.

    Una pena pero ¡hay que seguir cuidando a ese pequeño caribe que tenemos en el norte!

    Bikoooos!

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Hello darling,
      Cuando se pase un poco la moda te vienes y hacemos una excursión a las Cíes. Ojalá sea pronto porque a medio-largo plazo no creo tenga muy buenas consecuencias para el lugar.
      Un beso grande.

  10. Patri dice:

    ¡Qué bonita! Fui a las Cíes de pequeña, hace como 20 años, desde Baiona en barco con mis padres. Y me encantó, aunque he de decir que lo que más recuerdo es el agua azul transparente y congelada jajaja pero tienes que perdonarme, yo soy de Mediterráneo 😉
    Me encantaría volver algún día.
    Un abrazote

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Seguro que tarde o temprano vuelves Patri. Eso sí, no encontrarás el paraíso de hace 20 años ni el agua tan congelada. Cuando vuelvas avísame que te acompaño 😉
      Un beso guapa.

  11. Pepa Alvarez dice:

    Precioso…Sigue siendo un paraiso!!

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Hola Pepa,
      Lamentablemente ahora ya no son un paraíso tan apetecible como antes. Ojalá redujesen más el cupo de visitantes para poder disfrutar de nuevo de las islas.
      Un saludo y buen domingo.

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