El Museo de Pérgamo era la visita anotada como imprescindible en nuestro viaje a Berlín. La capital alemana cuenta con muchos museos interesantes así que decidimos elegir uno y Pérgamo fue el ganador.
Situado en la Isla de los Museos, es el más visitado de la ciudad y la culpa la tiene su colección de casi trescientas mil piezas. Obras de la antigüedad clásica, de Oriente Próximo o una parte dedicada al Arte Islámico hacen que el Museo de Pérgamo se haya convertido ya en uno de mis favoritos.
En el post de hoy os cuento las obras que más nos gustaron. Aquéllas a las que dedicamos más tiempo, ya que el museo es un paraíso para los amantes de la historia, de hace muchos, pero que muchos años. Si tenéis poco tiempo como era nuestro caso, os recomiendo además de la Puerta de Isthar, no perderos la cúpula de la Alhambra, el Salón de Alepo o la fachada del Palacio de Mushatta.
¿Estáis cómodos?. Pues vamos de paseo por la antigüedad, por países lejanos y materiales preciosos. Os invito a conocer el arte de Turquía, Jordania, Irák o Siria. A través de obras faraónicas o miniaturas imposibles conocemos el Museo de Pérgamo.
La increíble Puerta de Ishtar es el recibimiento al entrar en el museo. El azul hipnotiza y obliga a permanecer unos minutos viendo una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Sustituida en la lista por el Faro de Alejandria, sigue siendo una de las obras de arte más admiradas de todos los tiempos.
Como ella había siete puertas más, juntas formaban parte de la muralla interior de Babilonia. Situada en Irak, llegó a ser la ciudad más grande del mundo y una muestra de su poder fue la gran obra del rey Nabucodonosor II.
A través de ella se accedía a la ciudad mesopotámica, cruzando el río Eufrates para llegar finalmente a un majestuoso patio en el que se encontraba la Torre de Babel. Quién sabe si también a los Jardines Colgantes de Babilonia...De ambos no queda rastro, así que poder ver la puerta dedicada a la diosa Isthar era sin duda un sueño viajero cumplido.
Leones, toros o dragones son algunos de los representados en los ladrillos vidriados que el arqueólogo alemán Robert Koldewey extrajo durante veinte años en unas tierras al sur de Bagdad. Los animales, en filas paralelas cubren los 14 metros de alto de la puera, mientras que la parte baja está decorada con una flor similar a las margaritas.
Bajo el manto azul de lapislázuli, discreto en una esquina de la sala, está otra de mis obras favoritas. El Código de Hammurabi: con sus casi trescientas leyes escritas en babilonio antiguo sobre basalto. En lo alto, Hammurabi, sexto rey de Babilonia, aparece delante del dios del sol Shamash.
Datan de 1692 a.C por lo que son de las leyes más antiguas del mundo. Eran para todo el reino de Babilonia, así que había varios ejemplares como éste por el territorio para que todos estuviesen informados.
Aunque el de Pérgamo es una copia, fue igual de emocionante verlo. El original está en el Museo del Louvre de Paris.
La Sala Mileto está dedicada a la arquitectura romana. Debe su nombre a la Puerta del Mercado de Mileto, antigua ciudad de la costa turca, por la que accedemos a la enorme estancia. Lástima que de los colores de la puerta no quede ni rastro. Pero sí se conservan las dos alturas y dos estatuas que adornaban entre las columnas de mármol, material empleado en la construcción del siglo II d.C.
Una estatua del emperador Trajano con brazo en alto nos saluda en una esquina, mientras un busto de Adriano vigila desde lo alto la entrada principal. Una puerta que llegó a Berlín en 1908, repartida en 533 cajas y que estuvo años a la intemperie porque el arte romano era considerado de segunda categoría.
En el centro de la sala Mileto, los mosaicos nos recuerdan el lujo y ostentación de las casas patricias. Rodeados por teselas blancas y negras con figuras geométricas, los personajes y animales son en cambio coloridos y animados.
Ambas escenas, relacionadas con el canto y la caza eran recurrentes en la época (siglo III d.C). El cantante Orfeo sobre una roca sostiene una cítara y una plumilla para tocar las cuerdas. Rodeados de animales a los que adormecía con su música. Mientras en el mosaico inferior Erotes, el dios alado griego, aparece en una escena habitual de caza.
Los relieves en alabastro cuentan historias. Quizá por eso me gustan tanto. De una época tan lejana como poco conocida, en la sala asiria el tamaño sí es importante. Grandes losas o pequeñísimos adornos y joyas, pero todos trabajados con suma delicadeza.
Una enorme pila de basalto es de lo más fotografiado. Pertenecía al Templo Assur, una ciudad de la actual Irak. Los sacerdotes con mantos en forma de pez y divinidades relacionadas con el agua decoran el exterior.
Y mientras muchos se agolpaban en la vitrina de unas miniaturas erótico festivas, yo me encontré con dos lamassu. Me emocioné tanto porque en seguida me trasladaron a La Historia Interminable. Aunque más pequeños, aquéllos seres mitad hombre mitad animal me recordaron a los se enfrentó Atreyu durante su periplo sin que le fulminasen con sus ojos malignos.
De las catorce salas que tiene el museo de Pérgamo, la dedicada al arte islámico es de las más bonitas. Los mihrad de las mezquitas llaman la atención con sus colores azules e impresionantes tallados. Indicadores de la dirección de la Meca, en esta especie de hornacinas se sitúa quien dirige la oración.
Pero son dos los atractivos principales de este Museo Islámico dentro de Pérgamo. Una cúpula de la Alhambra de Granada y la Sala de Alepo. Ésta expone un antiquísimo ejemplo de paneles decorativos propios de la Sala de Recepción de un mercader sirio. Su diseño recuerda a las alfombras islámicas pero los motivos pintados tienen referencias cristianas.
Y la sorpresa fue encontrarnos con una cúpula de la Alhambra. Motivos vegetales, pequeños arcos o textos nazaríes decoran esta cúpula granadina traída también por un alemán que la había comprado a la Corona Española.
Terminé la visita sentada admirando los restos de la fachada del Palacio Mushatta. Desde Jordania había viajado parte de la impresionante muralla y dos torres que centraban la entrada en la fortificación del palacio omeya.
Las horas que pasamos en el Museo de Pérgamo fueron un viaje espectacular. Una visita que recomiendo y que hizo que me trasladase a historias que leía de pequeña. A aventuras en las que los escenarios los imaginaba similares a la increíble puerta azul de Isthar.
También dio pie a un interesante debate. A la titularidad de las obras de arte, al derecho de los países en los que se hallaban, como Irak o Jordania, a reclamarlas años después. Pero no sólo sucede con las obras de este museo de Berlin. Numerosas piezas y tesoros llegaban a Europa procedentes de las excavaciones y descubrimientos de arqueólogos alemanes o franceses, en épocas de colonización y dominio que ponen en duda su propiedad.
Quizá gracias a eso podemos verlas ahora, salvadas bajo techo de un posible abandono o destrucción humana como sucedió en Palmira. Sin tenerlo claro y ya paseando por Berlin, me sentí muy afortunada de haber podido disfrutar de uno de los mejores museos que he visitado.
La entrada incluye audioguía. Disponible en varios idiomas, entre ellos el español. Las obras están numeradas y puede escucharse un poquito sobre la historia de cada una.
Hay servicio de consignas y guardarropa gratuito. Nosotros llevábamos la mochila pequeña y nos la mandaron guardar en las taquillas.
Podéis ahorraros la cola de espera ya que es posible comprar la entrada de forma anticipada. Yo no quería perderme la visita así que el día anterior las reservamos por internet. La sorpresa fue que al llegar a la entrada nos enteramos que también nos daba acceso sin esperas.
Si pensáis visitar algún museo más y os moveréis en transporte público quizá os interese la Guía de Viaje de Berlín, con toda la información de nuestro viaje.
MUSEO DE PÉRGAMO Dirección: BodestraSe 1-3, Berlin. Horarios: 10 a 18 horas (Lunes a Domingo). Excepto los Jueves que cierra a las 20 horas. Precios: Entrada de pago. Incluye audioguía. 19 euros. Si quieres AQUÍ PUEDES RESERVAR TU ENTRADA PARA EL MUSEO DE PÉRGAMO. Es la web donde nosotros la compramos. Te recomiendo hacerlo con antelación sobre todo si tu idea es visitarlo los fines de semana y/o temporada alta.
12 Comments
Cuando me iba de Berlín sin haber visitado este museo, sabía que me arrepentiría y tendría que regresar a esta maravillosa ciudad. Después de tu post, tengo aún más claro que ese es mi museo y que debo de regresar a Berlín. Un abrazo
Siempre hay que dejar algo pendiente para volver. Pérgamo es la excusa perfecta para repetir una ciudad fantástica como Berlin.
Te gustará seguro. Un abrazo compañero.
Nosotros estuvimos en Berlín 4 días y por supuesto llevábamos apuntado como imprescindible el museo de Pérgamo pero nos hicieron días tan buenos (a pesar de que fuimos a principios de enero) que fuimos postponiendo la visita hasta nuestro último día en Berlín… ¿Y qué pasó? Que cuando llegamos al museo estaba cerrado. 🙁
La parte positiva es que Berlín nos gustó muchísimo y nos quedaron más sitios por visitar, así que volveremos seguro. 😉
Saludos.
Vaya…una pena pero una excusa inmejorable para volver a Berlin. A nosotros también nos encantó, ya es una de mis ciudades favoritas y no veo la hora de volver 🙂
¡Un abrazo Dinkys!
Para mi esta es una de las visitas más fascinantes que se pueden hacer en Berlín. Alucinas con una sala, y cuando pasas a la siguiente, aún más impresionante. Ese altar, esculturas, mosaicos,… Te crees que la cosa se acaba y entonces entras en las salas del mundo árabe. Un museo que no tiene desperdicio, y en el que recomiendo seguir tus consejos y hacerse con esa audioguía que te va descubriendo muchas curiosidades.
Un abrazo.
Tal cual Cris. Es un no parar de ohhh y ahhh en cada sala 😉 Lo malo que nosotros lo visitamos en julio y estaba imposible de gente, algunas obras costaba hasta verlas bien…¡Menos mal que la mayoría son de gran tamaño! Con la audioguía aprendí un montón y sin duda la recomiendo también.
Un abrazo de vuelta.
Justo esta mañana pensaba en la ganas que tengo de regresar a los museos. Hay muchos viajeros para los que no son parte de sus periplos, pero a mi me encantan. No los visito todos, pero en cada ciudad al menos un par de ellos caen seguro. Berlín tiene muchos lugares interesantes y atractivos, pero sigo pensando que el Museo de Pérgamo es uno de los imprescindibles que visitar en la capital alemana. Incluso uno de los museos que uno no debería dejar de visitar al menos una vez en Europa ¿no te parece?
Hola Cris,
Sí estoy de acuerdo contigo en que el Museo de Pergamo es de los que hay que visitar en Europa. De hecho lo incluí en un post que hice de mis favoritos en el continente europeo 😉
En Berlín fue más difícil elegir qué museo visitar, como en vuestro caso, nosotros siempre conocemos alguno allí donde vamos. Y Pergamo no defraudó en absoluto y sé que volveré a la capital alemana para seguir descubriendo sus salas y exposiciones ¡seguro! Me encantó la ciudad.
Un abrazo y ¡buen fin de semana!
Es espectacular este museo. No sabía que estaba en Berlin. Me has descubierto un sitio que no conocía y ahora ya tengo más ganas de ir a esta ciudad alemana para visitarlo.
Hola Belén,
Es un buen motivo para conocer Berlín, aunque toda la ciudad merece mucho la pena. El museo de Pérgamo es imprescindible, un tesoro que hay que ver al menos una vez en la vida 🙂
Un saludo.
Ay ay Maruxaina tu post me dueleeee, te puedes creer que me quedé sin ver el Pérgamo porque no nos dio tiempo (me pasé demasiadas horas en el egipcio embobada ante Nefertiti) y al día siguiente, cuando fuimos, último día en Berlín ¡estaba cerrado! Qué maaaal, así que bueno, tengo que volver sí o sí, me parece una pasada contemplar todas esas obras de la antigüedad sobre todo de Babilonia y el altar de Pérgamo… Aunque sí, también siento indignación ¡que nos devuelvan la Sala y la cúpula de la Alhambra! El tema expolio me parece un poco fuerte… Como cuando vas al british y ves los frisos del Partenón o las momias egipcias… En fin. Un besazo, guapa
Que maravilla Maru!!! Será mi imprescindible para Berlín seguro porque tengo una pasión manifiesta por el arte y cultura arabe y tras ver el Museo de Sharjah, voy buscando joyas como este museo. Que impresionante es la zona Babilonia y que maravillosa entrada. Creo que voy a alucinar antes de entrar.