6 escapadas de fin de semana. Recomendadas por Bloggers de Viaje.

Independientemente de los increíbles eventos culturales y deportivos que ofrece esta región de Francia; F1, Festival de Cannes, Nice Jazz Festival, etc. etc.

Hay unas cuantas opciones incontournables, como les gusta decir a los franceses, para descubrir esta ciudad originariamente italiana. Siendo ahora francesa, no podía serlo sin su referencia a los castillos...aunque en realidad, la Coline du Chateau lo es, sin casi restos de ese antiguo castillo. Se erige entre dos de los principales atractivos urbanos de Niza, el puerto y el casco viejo, con sus entrelazadas calles que harán las maravillas del viajero más callejero.

Me gusta proponer esta colina como punto de partida, ya que es una alternativa más viva al típico plano de la oficina de turismo. Una vez metidos de lleno en el Vieux Nice, lo mejor es darse un paseo por el mercado de las flores de Saleya, perderse por las callejuelas de estilo italiano con esas típicas contra ventanas, ropa colgando y disfrutar de los miles de colores que ofrece.

Este paseo, que bien puede ocuparte una mañana entera, se puede continuar por la recientemente abierta Coulée Verte que es como el Central Park de Niza, extendiéndose desde el mar hasta el Museo de Arte Contemporáneo. Para los que desean volver a las alturas, su terraza-jardín ofrece otra panorámica desde la que se podrá vislumbrar incluso los picos nevados de las cercanas montañas y estaciones de ski (sólo a 2h en bus). Para los amantes de los enanitos, el jardín ofrece una divertida alternativa artística...

A los que les empieza a entrar el hambre, al igual que cuando viajo, soy amante de hacer descubrir sólo especialidades de la zona, como la típica Socca, una especie de crepe/pizza hecha de harina de garbanzos y tostada al horno. Mientras esperas tu turno para que te la sirven (su demanda suele ser alta), no hay mejor aperitivo que probar varias de las Tapenades, que son como un triturado de aceitunas negras, la más típica, aceitunas verdes, de berenjena o incluso tomates secos. Rebanados sobre pequeñas tostas de baguette y un buen vaso de vino rosado, es la mejor forma de empaparse de la gastronomía local; no te dejes seducir por cualquier local que te venda Socca, incluso algún chiringuito de Kebab lo hace..., las mejores opciones son Chez Pipo cerca de la zona del puerto, o Chez René Socca, cerca de la plaza Garibaldi.

Como colofón final, no puede faltar la parte dulce, uno de los… ¡mejores helados del mundo! (afirmación verídica de mí mismo) Para los amantes del shopping, o de recorrer ciudades en Tram, dirígete a la gran avenida de Jean Medecin, donde se aloja la heladería Cesar Milano con variedades mixtas de pistacho, ganduja, avellanas, moras e incluso azafrán, hay para todos los gustos y seguro que no te defraudará.

¿Qué aún quieres más? Pues siendo región típica de artistas, una visita al museo Chagall, el de Matisse o el Theatre de la Photographie, que ha visto pasar obras de Steve McCurry, Martin Parr o el legendario Henri Cartier Bresson, son otras opciones muy interesantes. A un paso, más aventurero y deportivo, se encuentra el Mont Boron, que separa la preciosa bahía de Villefranche sur Mer con la de Niza, y hará el deleite del más excursionista.

Todo esto, es sólo Niza, mi última recomendación sería, alarga el finde y vente una semana, en la que te mostraré otras joyas como Eze Village, St Paul de Vence, Saint Jean Cap Ferrat, Antibes o incluso San Remo; todos a menos de una hora. Bienvenidos a la ¡Côte d'Azur!.

Un fin de semana en Barcelona pueda dar mucho de si. Empezaría la mañana del sábado recorriendo la Barcelona Modernista. En el Paseo de Gracia encontramos algunos de los edificios más bellos de esta gloriosa época, como la Casa Batlló o la Pedrera (de Gaudí), la Amatller (de Puig i Cadafalch) o la Lleó i Morera (de Domènech i Montaner). No me importaría pagar las (carísimas) entradas para disfrutar, al menos, del interior de una de ellas. Luego seguiría por la Diagonal para seguir conociendo otras bellas mansiones como la Casa Sayrach, la de les Punxes o los Palacios Baró de Quadres y Macaya.

Tras esta mañana modernista bajaría por las Ramblas, un clásico de los paseos de Barcelona, disfrutando de las floristas, las estatuas humanas y los artistas varios que en ella se ubican, buscando el favor del turista. Si el presupuesto nos llegase comería en la Fonda España, edificio de Domènech i Montaner, con un bellísimo interior modernista también. Tras la Rambla sería un buen momento para perderse por el barrio Gótico, para conocer la Catedral y para disfrutar de rincones tan evocadores como los palacetes góticos de la Calle Moncada, la Plaza de Sant Felip Neri, la del Rei o la de Santa Maria del Pi.

Un buen lugar para merendar sería el histórico local Els Quatre Gats, frecuentado por la intelectualidad de principios de siglo XX y donde sirven un chocolate caliente de muerte. El Borne supone el sitio de moda para ir a cenar. Locales étnicos variados compiten con lo último de la cocina barcelonesa.

Tras despertarnos el domingo por la mañana, sería un buen momento para pasear por el recuperado frente marítimo que la Barcelona Olímpica ganó al mar. Pasear por el Port Vell o disfrutar de sus playas supondría un plan perfecto para disfrutar de la mañana.

Tras almorzar en uno de los locales del barrio gótico, dedicaría la tarde a descubrir algunos de los muy buenos museos que la ciudad de Barcelona alberga, como el Picasso o el de las Culturas del Mundo, ambos en la Calle Moncada del barrio gótico. Si el presupuesto nos llega, terminar la tarde disfrutando de un concierto de música en el Palau de la Música supondría un plan perfecto para terminar por todo lo alto con el fin de semana en Barcelona.

Santiago es una ciudad pequeña con una zona vieja que invita a perderse por ella y simplemente pasear ya que en cualquiera de sus pequeñas callejuelas podrás descubrir rincones curiosos y cargados de historia.

Para mi hay visitas que son imprescindibles para conocer el carácter y cultura de esta ciudad. La primera de ellas es descubrir su catedral, imponente, majestuosa y con mil historias que contar. Recomiendo una visita guiada a las cubiertas para descubrir una perspectiva de la ciudad nueva y fascinante. Tampoco puede faltar en una visita a Santiago perderse en su Mercado de Abastos, un espacio bullicioso y donde puedes sentir el vibrar de la ciudad a la vez que comprar productos frescos y de calidad.

Un espacio que a mi me fascina es el Parque de Bonaval, un proyecto del arquitecto Álvaro Siza. A penas a cinco minutos del mercado puedes entrar en un bosque de robles que esconde las ruinas de casas y molinos perfectamente conjugado con un resultado de un espacio armonioso y un rincón perfecto para pasear y descansar. Desde aquí las vistas sobre la ciudad son también preciosas.

En la entrada de este bonito parque podrás entretenerte también visitando dos grandes museos, el CGAC y el Museo do Pobo Galego, dos arquitecturas contrastadas y dos estilos diferentes de arte y cultura.

Pero, insisto, lo mejor de Santiago de Compostela, es perderse por sus calles e ir probando las tapas que te van ofreciendo en cada uno de sus populares bares.

Si vinieras un fin de semana te sorprenderías. Primero, por lo bien comunicada que está ya que desde Madrid, Valencia, Alicante, Murcia etc.. puedes llegar en poco más de una hora. Después te sorprenderías por otras muchas cosas y sobre todo porque:

Vamos, fuera de tópicos, no será la ciudad más bonita de España, pero no está nada mal y de eso se encargan las casi 180.000 personas que vivimos en ella y que la hacemos amigable para el viajero que deseará repetir.

Si paseas por su calle Ancha, que en realidad se llama Tesifonte Gallego, te sorprenderán los bonitos edificios modernistas que podrás ver. Mira para arriba y verás unos tejados sorprendentes e inesperados.

Si vas al Parque de Abelardo Sánchez podrás disfrutar de un auténtico pulmón verde con multitud de especies arbóreas y ardillas por doquier. Allí, junto al Parque, el Museo Provincial te sorprenderá con una impresionante colección de arte prehistórico, romano, medieval etc… y también te mostrará la obra poco conocida de Benjamín Palencia un gran artista de estas tierras. Luego, vete de nuevo al centro para visitar su Pasaje de Lodares, impresionante obra de corte modernista e influencias lejanas de tantos pasajes comerciales europeos. Te admirarás de lo bonito que es.

Muy cerca está la Posada del Rosario, edificio del siglo XVI que ha conservado su esencia como uno de los pocos lugares de la época que hay en la ciudad. A cinco minutos está la Catedral que alberga la pintura sobre lienzo más grande del mundo. Junto a la Catedral está la Casa de Hortelano, edificio verde y modernista, actualmente Museo de la Cuchillería (profesión largamente asociada a la ciudad).

Y no puede faltar una visita al recinto de la Feria de Albacete. Construido tal y cómo lo vemos ahora a finales del siglo XVIII es único en su clase en España y se trata de una edificación de corte tradicional manchego destinado a uso mercantil. La propia Feria tiene un origen mucho más antiguo ya que se remonta al 1200.

Si después de estas visitas tienes hambre, ¡no lo dudes! Has venido a un lugar estupendo. No te puedes perder la rica gastronomía albaceteña representada en delicias como el queso frito, el atascaburras, el estupendo queso, los caracoles (en temporada) el mejor vino etc… Pero esto casi daría para otra reseña.

Y no puede faltar una visita al recinto de la Feria de Albacete. Construido tal y cómo lo vemos ahora a finales del siglo XVIII es único en su clase en España y se trata de una edificación de corte tradicional manchego destinado a uso mercantil. La propia Feria tiene un origen mucho más antiguo ya que se remonta al 1200.

Si después de estas visitas tienes hambre, ¡no lo dudes! Has venido a un lugar estupendo. No te puedes perder la rica gastronomía albaceteña representada en delicias como el queso frito, el atascaburras, el estupendo queso, los caracoles (en temporada) el mejor vino etc… Pero esto casi daría para otra reseña.

Si vienes un fin de semana a Madrid que sea en primavera. La ciudad luce en esa época más bella que nunca, las calles huelen a las flores que llenan de color parques, plazas y jardines, el cielo está más azul que nunca y los madrileños salen del letargo invernal con ganas de pasear y sentarse en las terrazas con las que bares y restaurantes animan a sentarse al sol con una cerveza o un café en la mano.

Son fechas perfectas para empezar el sábado con un paseo por el Parque del Retiro, caminar bajo la sombra de sus centenarios árboles para llegar al Palacio de Cristal mientras te cruzas con malabaristas, bailarines o adivinos que ofrecen su arte en los alrededores de ese lago en el que se refleja el monumento de Alfonso XIII. Cerca de este parque diseñado para reyes, hay varios lugares emblemáticos de la ciudad : la Puerta de Alcalá y las fuentes de Cibeles y Neptuno.

Un corto paseo lleva a la plaza de Santa Ana, lugar perfecto para sentarse en alguna de las terrazas para comer (yo recomiendo la de Lateral) antes de dedicar unas horas al museo que yo personalmente nunca me canso de visitar: el Prado. Obras de Goya, Velazquez, Rubens o el Bosco cuelgan en sus paredes y harán sin duda las delicias de los amantes de la pintura. Pero vete el sábado a partir de las seis, que la entrada en gratis.

Y para terminar la jornada es buena idea acercarse a la Plaza del Dos de Mayo, otro de esos lugares animados de la ciudad donde picar algo antes de terminar la jornada tomando una copa o un té en Areia (Calle Hortaleza).

Y siendo domingo toca levantarse para ir de compras (o sencillamente a curiosear) al Rastro madrileño. Hay muchos puestos donde comprar baratijas, pero lo más divertido es curiosear entre todo lo que ofrecen en los puestos que venden artículos de segunda mano o buscar alguna de esas tiendas donde todo lo que hay en sus estanterías parece sacado de la casa de nuestros bisabuelos. Desde allí no hay ningún problema en llegar caminando al más multicultural de los barrios de la capital: Lavapies. A mi me encanta el ambiente en las calles de este distrito en el que África, Asia y Europa comparten un espacio que no es del gusto de todos. Soy asidua de algún restaurante indio de la calle Lavapies cuyas soleadas terrazas llenan de vida la calle.

Y si uno quiero acabar el día con una preciosa puesta de sol, basta seguir caminando pasando por la Puerta de Toledo, la Catedral de la Almudena, el Palacio Real y la Plaza de España para llegar hasta el Templo de Debod, un trozo de Egipto en Madrid. El atardecer allí es realmente único, tanto por el precioso cuadro que forma el templo con su piedra dorada reflejada en el estanque que le rodea como por la vistas sobre la inmensa Casa de Campo.

Para mi este sin duda sería un fin de semana perfecto en Madrid, mi ciudad.

¿Aún no has venido a Ontinyent? Pues ya estás tardando porque mi pueblo tiene mucho que ofrecerte. Ontinyent es una población situada al sur de la provincia de Valencia y cuenta aproximadamente con 40.000 habitantes, uno de los sitios que os recomiendo visitar es el barrio de la Vila, entra por el Pont Vell, piérdete por sus callejones, visita el Palacio de la Vila, la iglesia de Santa Maria y cuando acabes el recorrido por la Vila pásate por el mirador para ver desde otra perspectiva el barrio por el que has estado paseando..

Otro imprescindible de Ontinyent es el Pou Clar, paraje natural donde nace el rio Clariano, son una sucesión de pozas donde refrescarse en verano y pasar un día tranquilo el resto del año, si preguntas a cualquier ontinyentí seguro que te recomienda visitarlo.

Si vienes la tercera semana de agosto no te puedes perder las fiestas de Moros y Cristianos declaradas fiestas de Interés Turístico Nacional. No te pierdas nuestra gastronomía, los embutidos de Ontinyent son famosos en el mundo entero, si vienes no te vayas sin probar la “Cassola” (Arroz al horno), una buena paella valenciana y la “Coca de Fira” una masa casera hecha con harina que por encima lleva longanizas, morcillas, cabeza de lomo, tocino magro, alcachofas y setas, se suele hacer en otoño que es cuando hay setas en la zona.

Y ya para terminar, como en la Vall d´Albaida (Valle de Albaida) estamos rodeados de montañas y parajes naturales tienes muchas rutas de senderismo para hacer. Espero que vengáis a visitar mi pueblo, chaooo.