El otro día ordenando fotos, recordé algunos pueblos de Francia que tenía olvidados. Así que me he hecho una guía con todos los sitios que hemos visitado hasta ahora en el país vecino.
Francia es un país que no me canso de visitar. Cada año la música nos lleva a Clisson y aprovechamos el viaje para conocer un poquito más. Ciudades llenas de vida, pueblecitos de cuento, lugares cargados de historia o pequeñas islas en las que desconectar. Hoy viajamos a la France. Allons-y!.
Amnéville es una pequeña población situada cerca de la frontera con Alemania, Bélgica y Luxemburgo.
Muy conocida en todo el país por tener la única pista cubierta para esquiar. El Snowhall forma parte de un complejo de ocio ideado por un doctor y alcalde de Amnéville, Jean Kiffer, quién reconvirtió una antigua siderurgia en un centro turístico y termal.
Una piscina olímpica, cines, parque multiaventuras, casino, zoo, acuario y termas con decoración romana han hecho que Amnéville Les Thermes se convierta en un lugar muy visitado para disfrutar en familia o beneficiarse de sus aguas curativas.
En nuestro caso fue un festival de música el motivo de llegar hasta el valle de la Moselle. El primer Sonisphere celebrado en Francia (2011) tuvo lugar en el Snowhall Parc, donde pudimos ver a grupos como Metallica, Spliknot o Dream Theater y aprovechar para recorrer las tranquilas calles del bonito pueblo.
Otro festival nos llevó a Arras al año siguiente. El Main Square Festival hizo que visitásemos la ciudad en dos ocasiones, Sting y Pearl Jam los culpables. Su Ciudadela- fortaleza del siglo XVII es ahora un escenario inmejorable para conciertos, teatro y todo tipo de espectáculos, desde que fue desmilitarizada en 2010.
A cuarenta kilómetros de Lille y casi una hora en tren desde París, Arras pertenece a la región Pas-de-Calais. Y su cercanía con la frontera belga hace que paseando por sus empedradas calles sea notable la influencia flamenca.
La Place des Héros es un espectáculo de fachadas típicas del barroco flamenco, perfectamente alineadas y con muchos detalles. El Campanario, de 75 metros de alto, indica hoy la ubicación del Hotel de Ville (Ayuntamiento) y es perfecto para no perderse. Fue reconstruido tras la Primera Guerra Mundial. El ataque sorpresa que sufrió Arras en 1917 llenó su cementerio de muertos de toda Europa, construyendo los arrageois un precioso Memorial en su honor cerca de la Ciudadela.
La ciudad natal de Robespierre es sin duda uno de mis lugares favoritos de Francia.
Carcassonne es su castillo. Una impresionante fortificación medieval que hasta ha dado origen a varios juegos de mesa. Situada en el sur de Francia, en la región de Occitania, su patrimonio compuesto por la ciudadela y el Canal du Midi la han convertido en uno de los destinos más visitados del país.
Dividida por el río Aude, el Pont Vieux (Puente Viejo) comunica ambas partes de la ciudad y es recorrido por peregrinos que hacen el Camino de Santiago. La Puerta de Narbona da paso a la Cité, flanqueada por dos torres que protegen la bella construcción. Fue un romántico quién la reconstruyó basándose en planos y documentos históricos y la primera de Francia en ser restaurada con fines turísiticos.
En la Rue Sant Louis encontraremos tiendas de artesanos que sobreviven al souvenir y cafés-pastelería donde disfrutar de un buen dulce para reponer fuerzas. La esclusa de Carcassonne, la catedral o sus museos son otras visitas recomendables en la histórica ciudad cátara.
Durante el viaje que seguía la ruta de los cátaros pasamos una noche en Castelnaudary. Nombre sonoro para el pueblo en el que se inauguró el Canal de Midi. El famoso canal francés que atraviesa el país y comunica el Atlántico con el Mediterráneo.
En esta zona de molinos, encontramos el mejor conservado en Castelnaudary, siendo su atractivo turístico principal. Muchísimo más tranquilo que la vecina Carcassonne, es una buena opción para alojarse y probar el plato tradicional de la región, el cassoulet, un guiso de carne, con alubias que os hará vovler a la época medieval.
El lugar de Francia que más veces he visitado. Cinco años consecutivos en los que junio fue sinónimo de Hellfest. El considerado mejor festival del país hizo que pusiésemos Clisson en el mapa (cerquita de Nantes) pero también en el corazón.
Suena muy ñoño pero el pueblo clissoniano es un amor. Totalmente volcado con el festival y los festivaliers. Durante estos años, me ha serrvido para conocer mejor a los franceses, compartiendo sobremesas, conciertos y cafés con baguettes recién hechas.
Clisson tiene castillo y río, lo que la convierte en una encantadora villa medieval. Lejos de aglomeraciones turísticas, es el lugar perfecto para disfrutar de los buenos vinos de la zona y pasear por su jardín toscano. La Garenne Lemot, uno de mis lugares favoritos del mundo mundial.
Elegimos hacer noche en Colmar durante nuestro viaje hacia Amnéville. Entonces no era tan turístico como ahora, el hotel era económico y estaba bien comunicado, resultando una perfecta opción. Recuerdo una visita tranquila, una cena romántica en un coqueto bistrot francés y sus adoquinadas por las calles de la coqueta villa alsaciana.
Considerada la más típica de las polaciones de Alsacia, los entramados de madera decoran las coloridas casas de foto. En una de las cuáles nació Bartholdi, el escultor de la Estatua de la Libertad que el pueblo francés regaló a Estados Unidos. Sus mercadillos navideños la han convertido en uno de los destinos más recurrentes en invierno, donde la decoración de las calles convierten Colmar en un pueblo de cuento.
Fue la primera ciudad que visité en Francia, la ordenada y fronteriza Estrasburgo. A tan sólo tres kilómetros de Alemania, es considerada por algunos la capital de Europa ya que alberga importantes sedes como el Parlamento Europeo, el Consejo de Europa o el Tribunal de los Derechos Humanos en el Barrio de las Instituciones.
Con mezcla cultural francesa y alemana y aire medieval, Estrasburgo es una de las ciudades más ecológicas del país. Y no es raro ver a trajeados eurodiputados en bicicleta los días que viven en la capital de Alsacia. La mayoría de los políticos de éstas intituciones europeas residen en Bruselas o vuelven a sus domicilios en los países de origen los fines de semana.
Es imprescindible pasear por la Petite France, donde antes se agrupaban los curtidores y molineros, ahora se agolpan los turistas. El centro histórico de Estrasburgo es atravesado por canales que permiten recorrerlos en barco, siendo una genial forma de terminar el día. Las cuidadas y floridas casas de los siglos XVI y XVII son el objetivo de toda cámara, siendo el barrio más fotografiado de la ciudad.
La catedral de Notre Dame tiene una de las fachadas góticas más bonitas de Francia y en las noches de verano se celebran espectáculos de iluminación y música que reúnen a turistas y locales en un ambiente formidable. La altura de su única torre hizo que, durante doscientos años, fuese el edificio más alto del mundo.
Toda una sopresa durante nuestra ruta por el sur de Francia. La pequeña Foix cuenta con un castillo que fue lugar de refugio para los cátaros durante la Edad Media. A tres horas en tren de Carcassonne es una visita perfecta para unas horas, disfrutar de su mercado y de estrechas calles con bonitos cafés.
El Castillo de los Condes de Foix se construyó sobre una cima repleta de grutas en las que se han encontrado rastros de vida prehistóricos. Carlomagno había mandado construir un oratorio dando así origen a Foix. Cuando formó parte del condado adquiriró notable importancia, algo reflejado en el museo que alberga el castillo. Exposiciones temáticas y colecciones de armaduras y objetos cotidianos, incluyendo la cama de Enrique IV, que nos trasladan a otros tiempos.
La única isla francesa que conozco, Île de Ré es un pequeño paraíso en la costa atlántica para desconectar. Dado su pequeño tamaño es genial para recorrer en bicicleta e ir parando por pueblos marineros llenos de casitas preciosas.
Tiene atractivos históricos como restos de una abadía del siglo XIII o la fortaleza de la Prée, la más antigua de la isla. Además fue durante la 2ª Guerra Mundial un importante frente ocupado por los nazis para evitar la entrada de los aliados a Europa y quedan algunos búnkeres visitables. Actualmente en île de Ré el ritmo es de total calma y buena vida, las bicis color pastel comparten carretera con relucientes Ferraris y las barquitas de pesca las frías aguas con yates de película.
Playas como Le Bois donde disfrutar de un buen baño y senderos para recorrer la isla y conocer dos de sus actividades principales: los campos de sal y cultivo de ostras. De entre los diez pueblos que forman la isla, encontrareis algunos de los nombrados más bonitos de Francia.
La Rochelle es uno de las villas más visitadas de la costa atlántica francesa. Conocida por su famoso puerto, flanqueado por dos torres y entrada de la diversidad cultural que podemos ver en sus barrios.
Paseando por su casco histórico pueden verse algunas casas del siglo XV y distintos tipos de arquitectura gracias al comercio marítimo. Éste es el motor de La Rochelle, con puerto pesquero, comercial y el más importante del país para barcos privados, el puerto de la Pallice. Dónde nosotros tuvimos la suerte de dormir en un precioso velero al terminar el festival de Clisson.
En sus calles se desarrollan algunas escenas de la novela de Dumas, Los Tres Mosqueteros, al referirse al asedio que sufrió la entonces ciudad protestante. Eran tiempos de Luis XIII, católico convencido que permitió a Richeliu construír un dique sobre los restos de navíos hundidos, impidiendo así el acceso marítimo básico para recibir la ayuda inglesa.
La Rochelle es perfecto para olvidarse del coche, siendo la primera ciudad del país que ofertó las bicicletas de autoservicio en 1976. Acercarse a pueblos de los alrededores en sus más de 150 kilómetros de carril bici es un buen plan para conocer la región de Poitou-Charentes.
Muy cerquita de la frontera con Bélgica se encuentra Lille, una de las ciudades más visitadas del país por sus buenas comunicaciones y por contar con el 2º museo de Bellas Artes más importante de Francia. La capital de Nord-Pas de Calais es conocida por ser la más acogedora del norte de Francia.
Es de imprescindible visita su catedral, Notre Dame de la Treille, la última en contruirse en el siglo XX. Su fachada me llamó la atención por ser lisa, en piedra gris, demasiado moderna para mi gusto. La Grand Place es otro de los lugares que no debemos perdernos. También conocida como Plaza Charles de Gaulle ya que en Lille nació el presidente francés. En ella además de varias esculturas femeninas que representan las provincias de la región, está el bello edificio de la Bolsa. En su entrada puede verse el escudo de la corona española, recordándonos el pasado de la ciudad bajo el dominio de España.
Su prestigiosa universidad es muy elegida por Erasmus de todas las nacionalidades lo que convierte a Lille en una ciudad llena de vida. Exposiciones, festivales, un museo en una antigua piscina con decoración art-déco o el gran mercadillo que se celebra en septiembre, considerado de los mejores de Europa, son algunos motivos por los que volvería sin dudarlo.
En algún lugar leí que su iglesia era una modesta copia de la catedral de Compostela, así que incluímos una parada de unas horas en Luneville durante una de nuestras rutas por Francia. Cerca de Nancy es una buena opción para disfrutar durante unas horas de la tranquila localidad de Lorraine.
Saint-Jacques llama la atención por su interior amarillo y sí que la fachada recuerda a Santiago, pero la sorpresa del lugar fue otra. El Châteux des Lumières es un palacio-castillo en el que pasaba sus temporadas Stanislas, el último rey de Polonia tras su exilio. Conocido como Petit Versailles tiene hasta bambis en su recinto y fue lugar de reunión de ilustrados durante el siglo XVIII. Voltaire era un asiduo en palacio, donde se refugiaba para escapar de París.
Había ecuchado oír hablar my bien de Lyon, y la antigua Lugdunum no me defraudó en absoluto. Su gran teatro muestra lo importante que fue la ciudad romana y es una visita imprescindible, junto al museo, para los amantes de la historia.
La Catedral de Saint Jean y su reloj astronómico, compite en visitas con la Basílica Notre Dame de Fourviére. Situada en lo alto de la ciudad, es un importante centro de peregrinación ya que se cree que la Virgen María evitó a los lioneses sufrir la invasión prusiana en el siglo XIX. El interior es espectacular, mosaicos, columnas de Carrara, vidrieras y una iconografía en la que se relata la victoria del bien sobre el mal.
El casco histórico de Lyon, protegido por la UNESCO, es encantador. Los traboules son una buena forma de recorrer el viejo Lyon. Éstos callejones interiores se crearon para que los edificios compartiesen escalera y así ahorrar espacio. Muchos están indicados en las puertas de entrada, dando paso a pequeños patios por los atravesar la ciudad.
Nuestra visita coincidió con el día de la Música y en los barrios se llenaron de conciertos. En cada esquina un directo, estilos de lo más diversos y un buen rollo que hizo que la ciudad nos enamorase aún más.
La Place Stanislas de Nancy es de esas que no se olvidan. Han pasado algunos años desde nuestra breve visita pero la recuerdo perfectamente. Un enorme rectángulo de edificios neoclásicos del siglo XVIII vigilados desde el centro por Stanislas Leczinsky.
El príncipe polaco, Duque de Lorraine, estuvo exiliado en la ciudad y financió un conjunto urbanístico espectácular que hoy alberga varios museos, la Ópera o el Ayuntamiento. La verja en negro y dorado y las fuentes barrocas completan un escenario propio de un cuadro de época.
Situada a un par de horas desde Estrasburgo, de su antigua fortaleza pueden verse algunas puertas, siendo la más fotografiada la Porte de la Citadelle. Nancy destaca además por sus parques, son varios los espacios verdes repartidos por la ciudad. Por ellos seguro que paseó un joven Jacques Majorelle. Sí el mismo que da nombre al Jardin Majorelle de Marrakech. El pintor de la Escuela de Nancy se enamoró de los colores de Marruecos e inició la construcción del paraíso marroquí.
A pesar de ser la ciudad más cercana a Clisson, no fue hasta el pasado año cuando finalmente conocimos Nantes. Sólo pasábamos por la estación de tren que quizá en su día también sirvió para que Verne emprendiese algún viaje.
Aquí nació el escritor francés y es posible visitarse un museo con su historia. En unas antiguas naves de la ciudad, Verne se hubiése sentido en su ambiente rodeado de imaginación y creatividad. La isla de las máquinas, bañada por el río Loira, es un espacio lleno de arte en el que nacen artilugios mecánicos como un elefante en el que pasear o una estructura formada por varios tiovivos con peces voladores, cangrejos y medusas.
También es muy recomendable entrar en el Castillo de los Duques, donde descubrí la figura de Ana de Bretaña, mujer que seguro tiene una gran historia y algún día os contaré. Y si preferís un paseo no hay más que seguir la Linea Verde del suelo: un recorrido que os llevará por rincones significativos de la ciudad desde la Edad Media hasta el arte más actual.
En el Muelle de la Fosse un memorial recuerda a los miles de esclavos que por Nantes pasaron. La polémica hizo que tardase en ser construído, siendo para mí uno de los bonitos que he visitado. La preciosa Galería Pommeraye llena de tiendas y la catedral de Saint Pierre y Saint Paul son otros dos de los lugares que pudimos visitar en la que no será la única visita a Nantes.
El último descubrimiento francés ha sido Narbonne. Fue el lugar que elegimos para nuestro encuentro anual los compañeros de Tu Blog de Viajes. Un fin de semana en el que recorrimos los atractivos de la ciudad de pasado romano.
Entre los atractivos de la ciudad no me perdería pasear por sus galerías subterráneas y probar los vinos que enamoraron al emperador. Narbona fue la primera villa romana en Francia, ya que era un enclave perfecto para la via que comunicaba Italia con España, y todavía pueden verse los restos de la importante calzada.
Los amantes de la gastronomía y el buen comer tienen una cita ineludible en Les Grands Buffets. Un paraíso dónde disfrutar de quesos, mariscos, platos de cuchara y postres bajo una atención magnifique y una decoración cuidada y elegante. Y para bajar los excesos, nada mejor que conocer la cercana Abadía de Fontfroide y recorrer sus amplias estancias y cuidados jardines o subir las escaleras de la Torreón de Gilles para observar la ciudad
He de reconocer que París no me enamoró en la primera visita. Lo nuestro fue más cuestión de conocernos en varias citas.Y evitando los tópicos de ciudad del amor, Torre Eiffel y paseos por el Sena, me parece una capital preciosa. De esas ciudades con infinitos rincones de postal, llena de historia y cultura, que merece perderse por sus barrios, comprar en los mercados y empaparse de arte en sus museos y galerías.
De París me encantan los edificios de escaleras viejas y altos techos, las librerías de páginas viejas y los rastrillos organizados por vecinos. Me gusta visitar sus cementerios, donde a cada paso encontramos ilustres de cualquier campo. Franceses y extranjeros porque París era para muchos artistas el lugar en el que había que estar.
París es una de esas ciudades que se deben visitar al menos una vez en la vida. En este post te cuento nuestro recorrido a pie por la capital durante tres días.
Elegimos hacer noche en Saintes después del festival de Clisson. Bien comunicado en tren y con unas ruinas romanas que hicieron que fuese de las paradas casuales más fructíferas de nuestros viajes.
La ciudad en la que nació Guillotin, el inventor del mortal invento, pertenece a la región de Poitou-Charentes y es conocida por su buen cognac. Dividida por el río Charente, es muy visitada por peregrinos ya que por Saintes pasa la Ruta Turonensis del Camino de Santiago.
La catedral de Sant Pierre quiso ser como la de Poitiers pero la escasez de fondos dio al traste la ambición de los obispos. Junto a la iglesia de San Eutropio, protegida por la UNESCO, y el anfiteatro romano, son los atractivos principales de la antigua bonita Mediolanum Santonum.
Toul fue una espina para los españoles durante su guerra con Flandes. Su excelente posición, de camino hacia Bélgica o Alemania, era un punto estratégico que la Corona Española no consiguió ocupar. Actualmente las murallas de Vauban siguen en pie y en su interior encontramos una ciudad tranquila con una catedral espectácular.
En la Plaza Charles de Gaulle, se alza Saint-Etienne, considerada de las catedrales góticas más bellas de Lorraine. Su claustro es uno de los más grandes de Francia y junto al de la Abadía de Fontfroide en Narbona, está entre mis favoritos. Durante nuestra visita asistimos a una noche de luces, música e historia durante la que aprendimos sobre el pasado romano de la ciudad y el que pasó como parte del reino de Austria.
C'est fini! Espero que te haya gustado el recorrido por Francia. Me encantaría saber cuál es tu lugar favorito del país, aquél que no debo perderme en mi próxima visita. Así que no olvides dejar tu comentario y lo añadiré a mi lista para nuestro siguiente viaje.
Si quieres leer algo más sobre alguno de nuestros viajes, aquí tienes todas las entradas sobre Francia. Au revoir mes amis!.
12 Comments
De Amneville me voy a enamorar enseguida: si tiene una pista de esquí que puedes esquiar todo el año (¿verdad? Si es cubierta…) y además, aguas termales… ¡My dream! 😉
Y Carcassone… ¡tiene una muralla impresionante! En la foto parece enorme.
¿Al final es verdad que la catedral de Luneville es una copia de Santiago o no? ¿Qué te pareció la copia?
¡Me ha encantado este post! Reconozco que no conocemos muchos Francia: lo que tenemos cerca no lo apreciamos. Sólo París, Niza y alrededores, el valle de Loire y las zonas fronterizas con España/Andorra. Allí nos escapamos cuando nos pilla cerca de la frontera o cuando el alojamiento en España se dispara por puentes 😉 La zona de Gorges de Caranca es muy recomendable: rutas de senderismo, ferratas fáciles, termas, estaciones de esquí y pueblos con encanto.
Madre mía! Pues sí que conoces Francia. Veo que la visitas bastante a menudo y me das mucha envidia porque es una asignatura pendiente que tengo con Francia. Espero poder hacer alguna escaladora este año. A ver si hay suerte y puedo empezar a hacer mi propio de la A a la Z jejeje
Te recomiendo visitar Giverny. Relativamente cerca de París, creo que a unos 8o kms. En este lugar vivió Monet y la mayoría de sus cuadros de nenúfares los pintó en los jardines de su casa, que es actualmente un museo. También hay un Museo dedicado exclusivamente a los Impresionistas!
¡Merci beaucoup Mauxi!Pues no tenía idea de Giverny y todo lo que me cuentas me interesa. Apuntado en la lista, lo de los nenúfares de Monet es motivo más que suficiente para una visita 🙂
¡Un abrazo!
¡¡Nos ha encantado este repaso a tu abecedario viajero!!
Nosotros tenemos muchas ganas de ir a Carcassone, sobre todo después de haber tenido que cancelar el viaje el pasado mes de septiembre, ya con los vuelos comprados y el hotel reservado… Ojalá este año encontremos una oferta de vuelo tan barata como la del año pasado y podamos ir a visitarlo por fin.
Abrazos.
¡Muchas gracias Dinkys!Espero que os sirva para vuestros próximos viajes a Francia. Seguro que pronto tenéis ocasión de volver a Carcassone y disfrutar de su espectacular castillo.
¡Un abrazo hasta el sur!
Pero María…¡¡¡menuda lista!!! Conoces un montón de lugares de Francia, y todos son una pasada. Yo te diré que conozco poco, pero le estoy cogiendo gusto al país. De momento el Valle del Loira está en los más alto y Blois me parece una de las ciudades más bonitas del país.
Hasta me he sorprendido yo jajaja 😉 Es lo que tiene ir todos los años, poquito a poquito…Sigo tus post sobre Francia, Blois no lo conozco así que anotado queda para quién sabe si este año. Un abrazo guapa.
Interesante post 😉 Me quedo con Carcassone, Foix y Saintes. He visto poco de Francia pero me apunto estas en primer lugar para la siguiente visita, y el resto para futuros viajes. Un saludo
¡Gracias Fernando!Cualquiera de las tres que mencionas son una buena opción. Tanto Foix como Saintes resultaron toda una sorpresa y encontrarás mucha menos gente que en Carcassone 😉 ¡Saludos!
Menudo repaso que le has hecho a algunos de los lugares más interesantes de Francia. He de reconocer que varios de ellos no los conozco, como Arras, La Rochelle o la isla de Re. Me lo apunto bien, porque nos encanta regresar a Francia una y otra vez
Gracias Jordi. Me lo he pasado genial recordando cada uno de ellos. De los tres que comentas te gustarían los tres pero te recomiendo unos días en famila en plan desconexión en Ile de Rè. Me ha faltado tu lugar favorito…ese que no debería perderme en mi próxima escapada a Francia 😉