Con un plano que nos dio la recepcionista del Olimpijski (el hotel que encontramos tras una larga primera noche en Polonia) y siguiendo algunos carteles, al cabo de veinte minutos caminando llegamos al campo de concentración. Estábamos en Auschwitz.
No nos dimos cuenta del atajo para llegar a la entrada principal y bordeamos todo el perímetro del recinto. Un paseo por el río que podría ser muy agradable sino fuese por el tráfico y porque la vista tropezaba con un larguísimo muro de hormigón y torres de vigilancia de madera. No me impresionó ni me estremeció, no sentí nada en particular. Aunque sí recuerdo que me sorprendió lo bajo que era el muro. Los bloques de cemento dejaron paso a las verjas y vimos un precioso césped y un enorme edificio. Allí en medio un altar improvisado: flores marchitas, una bandera de Polonia y una foto descolorida del Papa Juan Pablo II (nacido en Wadowice, cerca de allí).
Mientras hacíamos cola en la entrada principal,no paraban de llegar autobuses, la mayoría de estudiantes y turistas asiáticos. Durante la hora de esperaban también vimos llegar algunos coches con chófer,gente mayor con elegantes y oscuros abrigos, muy serios, con una ceremonia que contrastaba con el comportamiento de los más jóvenes, que no paraban de comer gigantes bolsas de gusanitos y lucir modelitos de lo más dudosos para la ocasión.
La verdad es que no entendía cómo la cola podía ir tan lenta, si no había que pagar ¿qué hacía la gente allí dentro? Lo supimos al pasar la primera puerta, una mujer de uniforme nos señaló, de malas maneras, que no podíamos pasar con la mochila. Al segundo se acercó un enorme hombre de seguridad para indicarnos que teníamos que bajar a no sé dónde a una consigna. Mi cara debía ser un poema porque delante de nosotras unas señoras habían pasado con unos bolsos en los que habría entrado hasta yo.
Tras explicarle varias veces que sí cumplía las medidas permitidas, se miraron entre ellos y nos dejaron pasar. Pero no terminaba ahí la mala organización, al llegar a la ventanilla, una señora nos repite ¿English or French? como diez veces, así para saludar. Le digo que no sé de qué me habla y me pasa un papel en el que leo que de 10 a 15 horas es obligatorio hacer la visita guiada y por lo tanto, pagar.
Alucinada me quedo. Así que no te cobran directamente porque quedaría fatal moralmente pero si tienes que pagar por un guía (80 PLN para 2 personas). La señora no dejaba de preguntar qué idioma queríamos, porque además en español ya no había, y yo de explicarle que quería ir por libre. Me miró como si fuera a fulminarme y nos espetó que entonces tendríamos que volver a las tres de la tarde.
Entre la espera, el agobio de gente, el momento mochila y ahora el guía-obligatorio me estaba poniendo mala así que decidimos marcharnos y hacer la visita a la inversa. Fuera habíamos visto que un bus gratuito te llevaba a Bikernau así que tras esperar unos minutos (el servicio es frecuente), nos enlatamos cual sardinas y emprendimos viaje.
Bikernau también conocido como Auschwitz II, se encuentra en Brezinka (a unos 3 km de Oswiecim). Comenzó a funcionar en 1940 reutilizando los barracones de ladrillo del ejército polaco. Aquello era enorme (2,5 k m * 2 km), dividido en zonas separadas por vallas electrificadas, prisioneros políticos polacos y presos de campos alemanes fueron los primeros en llegar. Les seguirían judíos, homosexuales y gitanos. Ana Frank estuvo aquí unos meses en 1944 hasta que fue trasladada a Bergen-Belsen donde murió de tifus.
Al entrar reconocimos la vía del tren, la imagen que tantas veces habíamos visto en películas y documentales. Hacia ella se dirigían la mayoría de las visitas así que decidimos girar hacia la derecha y comenzar por los barracones. Muchos estaban cerrados pero encontramos un par de ellos abiertos que permitían hacerse una idea de cómo vivían los presos. Literas de madera, escasa luz y una pequeña chimenea que poco calentaría a los hacinados allí dentro.
Como hicimos la visita a la inversa sólo nos cruzamos con un par de gatos que aprovechaban el sol en un día tan frío. Los restos de chimeneas, muchas velas y piedras con mensajes lo hacían más real. Me senté y estuve un buen rato mirando sin mirar. Con un batiburrillo de ideas en la cabeza y muchas preguntas.
Volvimos a la entrada principal para recorrer las vías del tren hasta el lugar donde muchos perdían la vida. Cuando el tren entraba en el campo, y tras ser separados en hombres y mujeres, eran seleccionados y los que corrían peor suerte iban directamente a las duchas. Éstas eran en realidad cámaras de gas. Los nazis las destruyeron, así como mucha documentación, cuando sabían que llegaba el ejército rojo así que solo quedan montones de escombros de lo que fue aquel horror.
Hay un enorme monumento de piedra en honor a las víctimas y placas en distintos idiomas. Me quedé bastante desconcertada cuando leí la que supuestamente está en español. Gracias al blog de Joaquín me he enterado hace unos días que se trata de la lengua hablada por los sefardíes.
Por último visitamos la zona para las mujeres, los niños y los gitanos. Las víctimas favoritas de Mengele, un oficial de las SS que en 1943 pidió el traslado a este campo para convertirlo en su centro de experimentos. La lista de atrocidades de este médico y antropólogo incluía administrar drogas a enanos o embarazadas, coser a gitanos siameses o inyectar cloroformo en el corazón a un gemelo mientras que al otro lo mataba directamente, para ver después las diferentes autopsias.
Como muchos otros individuos que participaron en aquello, Mengele, el doctor muerte, no fue juzgado ni pagó por sus actos.Murió ahogado mientras se bañaba en una playa de Brasil.
Por un momento me imaginé estar allí, bajo la nieve, cubierta solo con el tristemente famoso pijama de rayas, hambrienta, muy cansada pero sobre todo me imaginé la horrible incertidumbre. Despertarme sin saber si sería el último día, trabajar para quienes tarde o temprano acabarían con mi vida, desconocer qué le habría pasado a mi familia…
El no entender los motivos de un cautiverio sin sentido, no ser capaz de comprender por qué esa oficial me odiaba tanto sin conocerme, pensar en escapar como hicieron Edek y Mala. Una pareja que se conoció en el campo y consiguió huir. Pero la historia no terminó bien, tras ser detenidos y devueltos al campo, fueron ejecutados. También lo intentó un grupo de mujeres que robaron explosivos, su intención era destruir las cámaras y con la confusión que muchos pudieran escapar, el castigo fue la ejecución de más de 200 personas.
Mi humor no era el mismo cuando salí. Me sentía muy triste, comprobaba una vez más que no habíamos aprendido nada de episodios de la historia como ése. Seguimos levantando muros y alambradas, seguimos sin ver muchas atrocidades porque pasan en países lejanos.
Eso sí celebraremos su caída o condenaremos determinados actos, pero dentro de muchos años, con personalidades, flores, música y bonitos trajes. Pero mientras pasa, miramos hacia otro lado.
28 Comments
Estuve hace unos años visitándolo y es una de las experiencias que más me han sorprendido durante mis viajes, un lugar muy duro pero que creo que hay que visitar una vez en la vida para verlo en primera persona. Un saludo y a viajar!
Totalmente de acuerdo contigo Javier. Aunque sea dura es una visita que quizá nos sirva para aprender.
Un saludo viajero.
Fuimos a Cracovia en el año 2010 y teníamos claro que la visita principal era Auschwitz. Tienes toda la razón, es un lugar para reflexionar, pero sobretodo para no olvidar. Salimos de allí casi sin energía. ¡Saludos!
Hola familia,
Sí que es un lugar que quita energía. Mentalmente salimos de la visita muy cansados. Es difícil entender cómo la gente puede ser tan cruel. Un saludo.
Menudo cabreo me hubiera cogido yo si me dicen que después de todo tengo pagar…menuda falta de información. Menos mal que, aunque con demasiada gente y eso hace que algunos lugares pierdan encanto, cogisteis otra alternativa que no parece que saliera mal.
Menudas historias cuentan algunos lugares como este. Por desgracia el ser humano parece que no aprende, se me vino a la memoria la historia de Camboya y mi visita a su prisión y campo de concentración, que, aunque parezca increíble, lo que pasó en aquel país fue tanto o peor que lo que pasó en Europa
Hola Nica,
Muchas gracias por tu comentario. El enfado más que por pagar fue por no dar bien la información desde el principio y porque yo no quería hacer visita guiada. Pero bueno, al final nos salió mejor cambiar el orden del recorrido.
Nosotros estuvimos en Auschwitz después de visitar Camboya, los lugares que comentas sí me parecieron los más atroces que vi en mi vida. Aún no he escrito sobre ello porque me cuesta horrores. Sin valorar si fue peor o no, lo trágico es que fue “el otro día” y que Europa miró hacia otro lado.
Un abrazo guapa.
[…] de la larga visita a los campos de concentración,volvimos al centro paseando, pero esta vez cambiamos de ruta, cruzamos de nuevo el río y bajamos […]
Yo no sé si tendría valor en entrar. He leído muchos libros y se me ponen los pelos de punta solo de entrar y recordar todo lo leído. Un horror debió pasar nunca.
Hola Belén,
Yo creo que es una visita necesaria, pero depende mucho de cada uno. Es duro sí, pero no más que las atrocidades que se cometieron después en paises como Camboya. Se ve que no hemos aprendido.
Gracias por tu comentario.
Como cambian las cosas en uno años. Cuando yo visité estos lugares, no había turistas, estábamos solos, como mucho habría un par de docenas de personas…y por supuesto, ni visita guiada ni nada de nada. Creo que con estas cosas al final se hacen un flaco favor.
Eso si, confieso que aunque Auschwitz me impresionó, Bikernau me dejó sin aliento. El silencio solo roto por el canto de los pájaros fue nuestro compañero en una visita que nos dejó el alma rota y la cabeza loca por no entender como aquello pudo pasar. Un abrazo.
Hola Cris,
Muy de acuerdo contigo. Hay visitas guiadas que deberían montárselo de otra manera en lugares así, porque en ocasiones parece que están en una feria.
Es un sitio difícil, a pesar de haberlo visto en películas y demás impresiona. Y no fue hace tantísimo.
Un abrazo y gracias por tu comentario.
Muy buena información, ha sido un placer leerte a pesar del macabro lugar.
Hola Ana,
Muchísimas gracias por tu comentario y disculpa que haya tardado tanto en responder! Cuando lo leí en su momento me sentí un poco abrumada, viniendo de ti es todo un halago, y después se me pasó contestar.
Creo que es un sitio que debemos visitar y aprender sobre él. Quizá algún día aprendamos del pasado.
Un abrazo grande.
[…] de la larga visita a los campos de concentración,volvimos al centro paseando, pero esta vez cambiamos de ruta, cruzamos de nuevo el río y bajamos […]
Excelente entrada que me ha dejado con los pelos de punta. En los viajes no siempre se ven bonitos museos y maravillosos paisajes. Tambien hay lugares excalofriantes como este. Gracias por compartirlo y ojala que nunca se olvide lo que alli ocurrio para que no se vuelva a repetir.
¡Hola!
Muchas gracias por tu comentario. Como bien dices en los viajes no sólo debemos quedarnos o visitar lo bonito, al menos desde mi punto de vista claro. Me parecen necesarios para aprender de la historia e intentar no caer en los mismos errores.
Un abrazo.
Aun estoy reponiendome sobre todo por tus comentarios,que fuerte gracias por el post.
Saludos viajera!!
Gracias a tí Silvia por leerlo 😉
Un saludo!!!
Solamente leerlo ya estremece pasar por ahi seria un recuerdo imborrable y terrible,gracias por poder tener…algo mas de informacion de èse horror
Muchas gracias por tu comentario Pepa!
Saludos 🙂
Desde luego, de los lugares más estremecedores que hemos conocido. Tenemos pendiente dedicarle un post, pero es que realmente se hace difícil de escribir.
Un saludo de milviatges.com!
Hola Jordi,
Sí que resulta difícil escribir sobre lugares así,de hecho tengo pendiente el post sobre el horror de Camboya desde hace más de dos años…
Un saludo y muchas gracias por la visita 🙂
Uno de esos lugares que te consumen la energía, pero como dice @viajesxelMundo, deben estar ahí para recordarnos lo que no debería volver a pasar. Gracias por compartirlo
Gracias a tí por leerlo Leticia 🙂
Consumen la energía estando allí y al contarlo después…Ojalá como decís sirviese para que no volviese a suceder pero la gente olvida pronto 🙁
Un beso!!
ufff.. lo pasé fatal cuando estuve, no tuve ni fuerzas de hacer fotos. Ojalá esos lugares queden en pie para recordar a la humanidad lo que no tiene que volver a pasar jamás!
Hola Viajes por el Mundo!
A mí me impresionó menos de lo que esperaba la verdad.Quizá la frivolidad de algunos visitantes haciéndose fotos-posado ayudó…
Desgraciadamente creo que la humanidad como tu dices,tiene poca memoria…
Un saludo y gracias por pasarte 🙂
Me han emocionado mucho tu narración de la visita y tus reflexiones… desde luego que es un lugar que no deja indiferente a nadie.
¡Ah! Gracias por la mención 🙂
Uff…es de esos lugares de los que cuesta escribir.
Muchas gracias a tí por el dato y por tu comentario 🙂