Cagliari. Guía de Viaje a la capital sarda.

Cerdeña es una de las islas de Italia más conocidas junto a Sicilia. El mar Mediterráneo y el mar Tirreno bañan las costas de la isla que se sitúa en el puesto 45 de las más grandes del mundo.

Cagliari, situada al sur, es su capital y comparte con Turín, la disputa de haber sido la primera capital de la Italia Unida a finales del siglo XIX. Fue elegida Ciudad de la Cultura en 2015 y comparte accidente geográfico con Roma, Estambul o Lisboa. Todas ellas están sobre colinas, en el caso de Cagliari son conocidas como los Sette Fratelli (Siete Hermanos).

La isla se dividía en cuatro provincias: Cagliari, Nuoro, Sassari y Oristano. En 2005 se añadieron Carbonia-Iglesias, Medio Campidano, Ogliastra, Olbia-Tempio. La mayoría de la población vive en Cagliari, mientras que en el norte, Costa Esmeralda se ha convertido en el paraíso del turismo de lujo.

Su clima mediterráneo hace que Cerdeña sea visitada todo el año pero los meses de verano se masifica. Además de subir los precios, también lo hace el termómetro siendo bastante agobiante según nos contaron los cagliaritanos. Si podéis elegir primavera u otoño son las mejores épocas. Nosotros fuimos en diciembre y el clima fue perfecto, templado y más fresco por la noche, con un sólo día de lluvia. Y la oportunidad de disfrutar solos de las visitas y los museos.

La forma más rápida y económica de llegar a Cerdeña es en avión. Hay vuelos con compañías de bajo coste desde España. En nuestro caso volamos desde Porto, el aeropuerto vecino que más pisamos ya que desde Galicia tendríamos que hacer escala en alguna otra ciudad.

En la isla hay tres aeropuertos: Alghero y Olbia, en el norte, y Cagliari, al sur de la isla. El aeropuerto de Elmas se encuentra a solo nueve kilómetros de la ciudad de Cagliari y está bien comunicado en tren. No existe servicio de autobus y un taxi puede costar entre 15 y 20 euros.

El medio más empleado es el tren. El trayecto dura apenas diez minutos en tren, desde el aeropuerto hasta la estación central de Cagliari en la Piazza Matteotti. Una vez en esta plaza y según donde sea el alojamiento puede optarse por el bus, taxi o a pie para moverse por la ciudad.

La mejor forma de conocer Cagliari es caminando. Eso sí, con calzado cómodo, hay que recordar que la ciudad está sobre una colina por lo que las cuestas están aseguradas.

En la parte vieja las calles son estrechas y conservan históricos adoquines. En más de una ocasión tuvimos que meternos en los portales para que pudiesen pasar los coches. Y eso que son pequeños utilitarios, así que mucha gente se mueve en moto porque tampoco hay sitio para aparcar (ni pagando).

El transporte público funciona bien en Cagliari. Es cómodo porque las estaciones de tren y bus están en la misma plaza, dedicada al político antifascista Giacomo Matteotti. Las adyacentes Via Roma y el Largo Carlo Felice están llenas de bullicio y tráfico que nos dan la bienvenida a la ciudad.

Nosotros probamos el tren y el autobus para visitar poblaciones cercanas. En tren fuimos al aeropuerto de Elmas y a Carbonia, para conocer el pueblo minero creado por Mussolini. En autobus viajamos a Pula y San Sperate, dos excursiones de lo más recomendables para hacer desde Cagliari.

Los billetes los compramos siempre en el momento del viaje, en la estación de tren hay máquinas (con opción en español) y ventanilla. Mientras que en la de autobus sólo hay ventanilla. Si el billete se compra en el bus al conductor, será más caro, no le hará mucha gracia y probablemente no llevará cambio.

No son para una fecha determinada así que es mejor comprar varios billetes y evitar estar buscando un negocio abierto que los venda. Además de en la Autostazione, se pueden comprar en bares y quioscos (Tabacchi) con un cartel en el exterior azul marino con una letra T gigante.

En ambos casos es importante (y obligatorio si quereis evitar una multa) ticar el billete antes de empezar el viaje, en el tren hay máquinas en los andenes. En el bus se tica al subir y una vez ticado tiene una validez de entre 60-80 minutos para utilizarlo en otros autobuses.

En Cagliari es importante fijarse en la zona a la hora de elegir alojamiento. No es lo mismo reservar en los barrios céntricos como Castello o La Marina, o alejarse hacia Villasimius o cerca de la playa del Poetto. La ciudad cuenta con cuatro barrios históricos como Stampace y otros que han ido creciendo con la ciudad en los alrededores del centro.

Una opción genial es buscar en el mapa para ver los precios según las zonas. Hay habitaciones para todos los gustos y bolsillos, en clásicos hoteles o modernos apartamentos, pero ojo que los precios se disparan en temporada alta.

Pesonalmente a nosotros nos gustó el barrio de la Marina. Situado cerca del puerto y de Matteotti, este antiguo barrio de pescadores cuenta con edificios que por fuera apenas dicen nada, sin ascensor la mayoría, pero que esconden bonitas habitaciones llenas de encanto y carácter.

Bien situado para conocer Cagliari a pie, el barrio de la Marina tiene además iglesias de interés, restaurantes con elegantes camareros que ofrecen la carta menú en la puerta y una mezcla cultural interesante propia de una zona portuaria.

Como en cualquier ciudad italiana en Cagliari comimos genial. Mejor que en las turísticas Roma o Florencia. Los buenos platos de pasta y la pizza estaban asegurados, pero además hay contundentes platos de carne y en las costas el menú se amplía con frescos pescados y mariscos.

Las peculiaridades de la gastronomía sarda las encontramos en sus pastas rellenas, el pan Carasau o de pergamino, y sus deliciosos quesos de cabra. Un plato típico para los carnívoros es el porceddu, un lechón asado con mirto y romero. Mientras que la fregula, similar al cuscus, suele acompañarse de pescado o marisco.

Entre los postres puedes encontrar crema catalana (herencia de su pasado en la isla), dulces de almendras o probar una seada, una especie de empanadilla rellena de queso fresco, se sirve caliente y con un chorrito de miel, azúcar o aguardiente.

Si bebéis cerveza la local es la Ichnusa, el licor típico es de Mirto y los pasillos de vinos en los supermercados son infinitos. Un buen helado al atardecer y los pequeños cafés son otros imprescindibles durante el viaje.

Cagliari nos sorprendió por la cantidad de lugares interesantes para visitar que tiene. Innumerables iglesias, criptas y sepulcros, restos romanos, museos de gran importancia a nivel arqueológico y calles con personalidad.

Algunos imprescindibles: visita a la Citadella dei Musei (Ciudad de los Museos), el cementerio y basílica de Bonaria, el Mercado de San Benedetto o el Anfiteatro romano. Cómo os contaba al principio, todo puede hacerse a pie y callejeando es cómo se descubre la ciudad. Encontrareis muchos rincones preciosos y edificios llenos de historia.

Dada su posición estratégica en el Mediterráneo, por la ciudad sarda han pasado fenicios, cartagineses, bizantinos o catalanes en el siglo XIV por lo que su riqueza patrimonial es notable. Pero si prefieres naturaleza, una opción es el Parque Natural Montelargius-Saline, cerquita de Cagliari. Es uno de los refugios de aves más importantes de Europa, donde miles de garzas o flamencos, se reúnen según la estación.

Sin olvidarnos de la famosa playa del Poetto con un arenal de ocho kilómetros y la fotogénica Silla del Diablo. A la playa se puede llegar en autobus desde el centro de Cagliari (Via Roma o Autostazione en plaza Matteotti) tras unos 15-20 minutos. Las líneas de bus son la PQ y PF y la parada más cercana a la playa es via Gorgona.

Desde Cagliari hay varias excursiones recomendables para hacer en el día y en transporte público. Si tuviese que elegir me quedaría con tres: la arqueológica Nora, el precioso pueblo artístico de San Sperate y la ciudad minera de Carbonia.

Y creo que con toda esta información solo hacen falta ganas de disfrutar de Cagliari. Una ciudad a la que espero volver pronto para seguir descubriendo su historia y rico pasado.

Si queréis ver más actividades y planes que se pueden hacer en Cagliari, aquí os dejo algunas ideas.