Nos habíamos prometido un viaje juntas fuera del país y finalmente conseguimos que las fechas coicidiesen. Sería el primer viaje de las cuatro, nuestras Tardes de Gala, en las que nos dedicabamos a descubrir lugares por Galicia, se convertirían en cuatro días durante los cuáles aprendería sobre el tan interesante tema de viajar con niños.
Porque sí amiguitos, las cosas cambian si una personita os acompaña en uno de vuestros viajes. En este caso, Gala demostró ser una todo terreno y se adaptó mucho mejor que algunos adultos con los que he viajado. Con sus ocho años recién cumplidos, nos contagió su ilusión y sorpresa, tanto que vi Venecia con otros ojos, a pesar de haberla visitado infinitas veces.
Hoy os cuento los preparativos de nuestro viaje a Italia, algo diferentes a lo habitual. Una escapada en familia para retomar la costumbre que teníamos con mi madre de, al menos, viajar una vez al año juntas.
Elegir destino. Barajamos Londres, Malta, algún pueblito francés de cuento o Marrakech pero finalmente ganó Italia. Además de por los motivos conocidos por todos (arte, gastronomía, lugares imprescindibles que visitar...), es un país en el que me siento muy cómoda, no tendríamos problemas con el idioma y podríamos visitar viejas amistades. La nueva ruta de Vigo a Bérgamo, a unos kilómetros de Milán, hizo que ésta fuese la elegida como nuestro campamento base durante el viaje por el norte de Italia.
Equipaje. Viajando con niños, vuelven algunos por si acaso así que es necesaria una buena maleta para llevar un poco de todo. Ella misma preparó su ropa y eligió la que sería su compañera de viaje. No facturamos, así que era importante que le resultase cómoda y se sintiése happy llevándola, evitando así las quejas y lloreras que tengo visto o acabar como esos padres cargados con mil bultos.
Lo genial es que ya pasamos la etapa de princesas y la que escogió es tan bonita que si algún día le soy infiel a mi mochila, se la pediré.
Alojamiento. Dejamos la improvisación de buscar directamente en el destino para volvernos locas eligiendo dónde nos quedaríamos. Hoteles en el centro, preciosas cabañas en la montaña, las casas de nuestros amigos, complejos dónde perderte sin salir del recinto y la opción que yo quería que conociesen: el intercambio de casas. Nosotros ya lo habíamos probado, en París y en un barco en La Rochelle, así que tras valorar pros y contras nos decidimos por un piso en Milán para dormir las primeras noches.
Transporte. Además de Milán queríamos visitar Bérgamo, Venecia y Udine. Nuestra idea inicial era movernos en transporte público, pero los horarios nos harían perder un tiempo que no teníamos así que el coche fue la mejor opción. Totalmente ajena a precios y servicios, consulté varias empresas de alquiler y por comodidad, horarios de atención en el aeropuerto, precios y prestaciones nos quedamos con Goldcar. Un hombre súper majete nos acompañó hasta el parking, nos esperaba un maletero enorme, cadenas para la nieve (obligatorias en esa zona), silla para Gala y un montón de kilómetros por delante para disfrutar de Italia a nuestro ritmo.
Una vez elegido todo lo impresincible, nos quedaban algunos detalles no menos importantes para que el viaje resultase divertido y ameno para las cuatro. Pasaríamos algunas horas en coche y quizá algunas de las visitas no fuesen a primera vista de lo más apetecible para una niña de ocho años. Suerte que Gala es curiosa por naturaleza y sabe divertirse sola pero aún así no quisimos olvidar algunas cosas.
Su mochila. Casi muero de amor al verla con su pequeña mochila. Pinturas, dibujos para colorear, una libreta, barra de cacao, pañuelos, gafas de sol y sombrero.Totalmente preparada para momentos de espera, no aburrirse durante los trayectos de coche e ir haciendo su primer diario de viaje.
Visitas. El clima nos acompañó todo el viaje así que aprovechamos para recorrer los sitios a pie y hacer visitas al aire libre. Evitamos museos y fuimos decidiendo sobre la marcha según nos apeteciese en cada momento. En las iglesias aprendimos de arte y arquitectura, detalles de historia gracias a los personajes que ocupan las plazas y rotondas de las ciudades que íbamos visitando, sobre música en cementerios ilustres y cómo no, también aprendimos sobre pizza y helados.
Botiquín. Algo que nunca llevo en mis viajes, salvo algún ibuprofeno despistado por la mochila. Pero esta vez nos acompañó San Apiretal, que es el solucionador de males infantiles por excelencia. Aún así una reacción alérgica hizo que visitásemos una farmacia y un hospital de urgencia. En ambos la atención fue excelente y dieron con el problema y la solución en tan solo un par de horas.
Idioma. Aunque sólo fueron cuatro días, Gala saludaba y se despedía en italiano. Frases cortas y palabras básicas, que entre juegos y prácticas en directo ha aprendido y dieron lugar a más de un momentazo de risas. Fue genial verla desenvolverse en un idioma que desconocía, pedir un helado o comprar una postal casi sin llegar al mostrador pero con confianza y seguridad.
Todo listo. No sé quién de las cuatro estaba más nerviosa y con más ganas de que llegase el día. Por fin el calendario llegó a la fecha marcada en rojo. Caras de sueño mezcladas con ilusión, cinturones abrochados, manos agarradas y por primera vez juntas en el aire. Vimos formas en las nubes y soñamos con lo que íbamos a encontrarnos. En un momento del vuelo, revolvió en su mochila y sacó su libreta. La miré, tenía los ojos del mismo color que el cielo, para apuntar algunas cosas me dijo. Emocionada hasta el infinito creo que no fui capaz de decirle nada. Aquél viaje prometía, ella también.
18 Comments
Qué bonito leer lo mimados que están cada uno de los detalles para el viaje. Con los niños siempre hay que dejar lugar a la improvisación, pero menos improvisación que cuando solo viajamos mayores.
Hola,
Nosotros no tenemos experiencias con niños pero si cuenta mi padre y madre sexagenarios. Es un viaje muy distinto a los que solemos hacer en pareja, en la preparación ya me llevé algún tirón de orejas de Manmely cuando preparaba la agenda porque quería que vieran tantas cosas… También elegimos Italia y te puedo asegurar que protestaron más que Gala, jejeje. Sobre todo porque mi padre no entendía que las 12:30 no era la hora de la cerveza en Italia.
Muy bonita entrada.
Saludos Viajeros
¡qué bellos nos resultan los relatos en primera persona! Un apacible relato para una calurosa mañana de verano. aunque sabemos que no viajas con niños 😉 es especial leer de tu mano un “cuento viajero” con peques.
Gracias por estos relatos que invitan a leer, a viajar y a compartir.
Eva y Carmelo
Leer relatos tan bien escritos es un placer, deseas que no acabe! Italia es un país genial para empezar a viajar, seguro que no lo olvidará!
Un saludo!
Que bonito post!! Me has trasladado a mi niñez, cuando, de una forma parecida, preparaban mis padres los viajes conmigo. Estoy segura que Gala ya tiene el gusanillo viajero en el cuerpo y cada escapada será inolvidable
Bonito viaje y muy especial. Lo mejor imaginar esa mochila de Gala, la primera para un gran viaje en la mejor compañía. 😉
Conozco Bergamo y Milán, las dos primeras ciudades descubiertas fuera de España. Guardo buen y especial recuerdo.
Yo me quedé con más ganas de Bérgamo, espero visitarla de nuevo así que me pasaré por tus post 😉
Que buena pareja viajera hacéis la dos!
Esta Gala apunta maneras y con la tía que tiene como maestra seguro saca un sobresaliente.
Disfruta mucho de esa pequeña viajera que crecen muy rápido y luego ya no quieseren viajar con uno.
Besitos a las dos!
¡Gracias Montse!Ha sido toda una experiencia y sí Gala ya está deseando que organicemos otro viaje, creo que sale a nosotras, una Bóveda al 100% 🙂
Un besazooooooo!!!
Que bonito relato. Eres una artistaza. Por lo que se ve es algo que no olvidaréis en vuestra vida. Algo muy emotivo. Espero los relatos del viaje!
Uy Jordi que me sacas los colores!!!Muchas gracias 🙂
Tu sabes bien lo que es viajar con pequeños y la mirada especial que nos ofrecen de los lugares que visitamos, toda una experiencia que ojalá repitamos pronto!
me encanta! Pero es que Gala es mucha Gala eh? y su tía tb!
Jajaja, ¡gracias Sonso!Tiene buenos ejemplos sí 🙂 Un beso grande!!
¡Qué viaje tan especial! Esa peque de 8 añitos ya mismo será toda una viajera 🙂 me encanta Italia y yo también he volado a Bérgamo con esos vuelos de bajo coste, de hecho la ciudad de Bérgamo me sorprendió mucho porque casi todo el mundo se iba directo para Milán sin parar en ella y tiene muuucho encanto. Creo que ya te lo dije pero ¡me encanta tu nueva web!
Un besazoooo
¡¡Muchas gracias Patri!!Gala sí apunta a que será una viajera curiosa 🙂 Nosotros en Bérgamo solo estuvimos unas horas pero es un sitio al que volvería ppor lo que comentas, tiene mucho encanto!!
Un abrazo!!
Qué bonito viajar con peques eh??? Que bonita historia, Italia sin duda un lugar genial para empezar a descubrir el mundo! Besos!!!
¡Muchas gracias Luis!Toda una experiencia que ojalá repitamos más a menudo 😉
Ya te pediré consejos, un abrazo!