Seré una maniática pero si el café es malo, el desayuno tiene que ser soberbio para compensar un fallo tan grande. Y no fue el caso, a pesar de haber descansado genial, necesitaba mi dosis de cafeína y aquello era un sucedáneo aguado del café. El zumo tampoco era bueno, así que tuve que contentarme con pan, quesitos y yogur.
Aún así le guardaría un cariño especial al hotel Olimpijski por ser el que encontramos después de tanto caminar la noche anterior. Hacía frío pero el día era claro y sin pinta de lluvia así que empezamos a caminar, estábamos en las afueras del pueblo. La idea era encontrar otro alojamiento, dejar las mochilas y visitar los campos de concentración de Auschwitz.
Oswiecim me pareció un pueblo muy tranquilo, con apenas tráfico, algunos bloques de edificios en las afueras y mucho verde. Situada a 60 kilómetros de Cracovia es un lugar de paso para ir a visitar el campo de concentración alemán, pero si tenéis un par de horas, daros un paseo por sus calles.
Era sábado y a pesar de ser muy temprano, los negocios estaban abiertos y se veían señoras con bolsas de la compra. No tardamos en ver un mercadillo (creo que tengo una especie de radar para localizar ferias, toldos o puestitos de mercado) y allí que nos fuimos. Esta vez solo a echar un vistazo, prometiéndonos antes no comprar nada ni liarnos demasiado.
Muchos particulares vediendo productos de sus huertas, flores y muchas velas. Se acercaba el día de Todos los Santos y Polonia es un país con más de un 90% de católicos. Enormes cazadoras para el frío y una colección de gorros, bufandas y guantes advertían de las bajas temperaturas frecuentes en el país.
Preguntando llegamos a otro hotel, otra casa de huéspedes. A través del telefonillo una mujer que sólo hablaba polaco consiguió repetir un Wait a moment, please. A los diez minutos llegaba en coche otra señora, pequeñita y muy abrigada. Nos contó que era la dueña y venía desde su casa porque estaba enferma.
Sólo tenía una habitación individual pero con un sofá y ducha con hidromasaje, así que no nos lo pensamos. Entendimos en un medio inglés que ella nos dejaba las llaves y listo, porque no había recepción ni personal las 24 horas. Después de dejar las mochilas, intercambiar sonrisas y dineros con la amable mujer salimos al frío.
Caminamos hasta la plaza del pueblo donde encontramos un bonito café. El único abierto, con café de verdad y unas mesitas fuera para aprovechar los escasos rayos de sol.
Después de la larga visita a los campos de concentración, volvimos al centro paseando, pero esta vez cambiamos de ruta. Cruzamos de nuevo el río y bajamos unas escaleritas para ir por el parque. Las hojas tenían unos colores alucinantes que contrastaban con todo lo gris que acabábamos de ver, algunas parejas aguantaban el frío sentados románticamente bajo los árboles mientas otros corrían o paseaban al perro.
Llegamos a los pies de la torre que aparece dibujada en la bandera del pueblo. Al igual que el castillo sufrió varias reconstrucciones desde el siglo XIV, actualmente creo que puede visitarse.
No podíamos irnos de Oswiecim sin probar el restaurante que nos había ayudado en la búsqueda de alojamiento. El dueño nos saludó desde la cocina con una sonrisa, el local estaba vacío pero él estaba haciendo masa para pizza. Mientras leía la carta y veía las fotos de los platos se me hacía la boca agua. Todo tenía una pinta buenísima y mi estómago notaba que no habíamos comido nada desde el desayuno.
Probamos nuestras primeras cervezas polacas, con Indiana Jones incluido y alucinamos cuando nos fijamos en la decoración: pinturas de Pamukkale, Capadoccia, amuletos de ojos por todas las paredes...¡Estábamos en Turquía!. Con el cansancio la noche anterior ni nos habíamos fijado.
Todo riquísimo y muy barato, al ir a pagar saco la carterita de las monedas, sin darme cuenta que es la que me traje de Estambul, las chicas sonríen y tenemos una medio conversación antes de irnos sobre su país.
Volvimos al Green Hotel encantados con el día. A pesar del horror al que se asocia Auschwitz, el nombre impuesto por los alemanes al pueblo. Oswiecim es un lugar encantador. Ignorado por las hordas de visitantes que se bajan del autobus en la entrada del recinto y se vuelven a sus hoteles en las ciudades principales.
Al día siguiente viajaríamos en tren a la recomendada Cracovia, todo eran comentarios positivos, algo que de entrada me da un poco de miedo, aunque sí tenía muchas ganas de ver su plaza y recorrer la gruta del dragón. Además nos informaríamos de cómo llegar a Lituania para pasar unas horas en Vilna, su capital. Pero antes pasaríamos otra de esas noches que algún día reuniré en un post bajo el título Noches horribles/curiosas/en sitios extraños...o algo así.
11 Comments
A pesar de haber visitado los campos de concentración de Auschwitz (sin hordas de turistas, hace casi cuatro lustros Polonia era un destino muy poco turístico) no visitamos el pueblo. Nuestra primera intención había sido ir a comer al Oswiecim, pero yo tenía tan mal cuerpo tras la visita que ni ganas tenía ya de comidas ni visitas turísticas. Pero llevas razón, puede ser un bueno lugar para alojarse y visitar desde allí los campos. ¡Buen finde!
Tengo muchas ganas de conocer Polonia y aún más conocer algún campo de concentración nazi para entender aún más nuestra historia reciente. Es espeluznante, pero no se trata de morbo, se trata de aprender y ser mejor persona. Ya estuve en algo parecido en Camboya y descubrí el régimen de Pol Pot. Allí, en Asia, también vivieron un genocidio brutal y que no se conoce tanto como el de Hitler. Me lo apunto! Gracias por compartir!
Hola guapa,
Si no recuerdo mal lo habéis estado hace unos meses visitando Auschwitz. Ya me contarás cuáles fueron tus impresiones. Nosotros visitamos este después de conocer el que mencionas de Camboya, el peor que he visitado nunca.
Como dices son lugares que sirven, o deberían servir, para aprender.
Un abrazo MJ.
Qué lugar más curioso, algunas de las fotos nos transportan a otra época. ¿Llegaste a entrar en Auschwitz? Yo no conozco Polonia, pero tengo muchísimas ganas la verdad.
Saludos viajeros!!
Es un lugar muy tranquilo Wircky, perfecto para pasar una noche y visitar los campos, en vez de dormir en Cracovia que suele ser más caro.
Sí entramos, hay un post sobre nuestra visita 😉
Un saludo!!
Uff miedo dan esas noches que parecen interminables y te sale el tiro por la culata. Nos gustaría ir a Polonia sobretodo por el tema de Auschwitz pero poco a poco hemos ido viendo que tiene un montón de lugares bonitos.
Un saludo!
Es un país con muchos lugares interesantes para visitar.Nosotros estuvimos algo más de una semana y nos quedamos con ganas de más 🙂
Saludos!!
Ja Ja Ja! Yio cuando viajo lo paso mal en el desayuno, nunca encuentro una ciudad donde puedar tomarme un buen cafe y un bocadillo como Dios manda. Deseando ese post de NOCHES 😉
Me encantado este lugar
Gracias Veronica!!
Lo de encontrar buen café es toda una ventura 😉
Tengo pendiente el post de Noches porque anda que no me han pasado historias…jajaja
Es un pueblo muy agradable, te lo aconsejo!!
Saludos!
Hola! Alguien de mi grupo de Facebook nos compartio esta pagina
para que la vieramos y me ha gustado mucho.
Un blog fantastico y un diseño fabuloso. Un saludo
Muchas gracias!
Un saludo 🙂