H e dejado pasar unos días para intentar tener un punto de vista algo más lejano de todo lo q había vivido el pasado mes. Y todavía no lo tengo claro, mi opinión tiene mezcla de añoranza, tristeza, sonrisas, cosas que preferiría no haber visto nunca y otras que me han maravillado. Sinceramente no pensé que fuese tan duro, he pasado momentos malos y momentos en los que no sabía ni cómo reaccionar. Situaciones siempre bien resueltas, a pesar de no entendernos ni con gestos, por una gente, la población camboyana que es muy buena, muy amable sin llegar a lo servil, muy tranquila y con infinita paciencia. Han sufrido mucho y eso puede apreciarse en los ojos de la gente mayor. He visto muy pocos ancianos, la exterminación de 1/3 de la población es notable más de 30 años después.
Pero niñ@s hay muchos, muchísimos, en todas partes y a todas horas, de cualquier sitio surge una sonrisa enorme y unos ojazos increíbles detrás de un desmarañado pelo negro. Y mientras uno te vende todo tipo de souvenirs, otra te dice para llamar tu atención que el presidente del país España es Rajoy y claro, eso en medio de las ruinas de Angkor te deja alucinado. Porque listos son un rato largo, la pena es que los colegios estén tan vacíos. Un país en el que parece que no funciona nada, que son el colmo de la desorganización pero no. Para tu sorpresa siempre hay un tuk tuk dispuesto a solucionarte la vida, una tiendina que vende de todo o una nevera roja llena de algo frío para beber por un módico 1$ (sí señores pagamos en moneda estadounidense). Camboya tiene de todo, para todas las edades y condiciones. Desde el relax y lujo de playas e islas de película hasta ver delfines en peligro de extinción (y todos nos decían que era imposible, jaja… vimos una familia de 5!!!), subirte a un elefante e ir por medio de la jungla, montar en bicicleta y enfrentarse a un tráfico que si superas puedes considerarte un dios (sobre todo si llevas toda la vida sin ir en bici como era mi caso). O alquilarte una moto y hacer 200 km sin un cartel que entiendas y alucinar con cualquier puesta de sol, compartir furgoneta de 9 con 33 personas o comer en un restaurante flotante, el añorado karaoke de los viajes en bus y sus carreteras sin asfaltar (compensadas esos sí con unos paisajes de postal), bañarte en cascadas sin un alma o hablar con un monje budista que se ofrece a enseñarte su casa...
Lo de las vacunas no es tan necesario, las pastillas dan pesadillas y el spray anti-mosquitos me dejó al piel fatal. Para los que sean raritos para comer: sin problema, hay comida occidental y rica rica. Pero no dejeis de comer arroz con vegetales, noddles, una masa de plátano envuelta en hoja de palma como un regalito, mazorcas de maiz, cangrejos, búfalo, serpiente, guisos varios… Beber batidos de frutas riquísmas, zumos, mucha agua y Cambodian Beer!!! Y si fumais, es la perdición, el tabaco es muy muy barato, marca Ara o Alain Deloin. Me ha gustado y volvería. Pero sé que será muy diferente, está creciendo porque tiene un potencial turístico alucinante. Así que quien quiera ir que vaya, que no se lo piense y lo haga pronto, he visto el cartel de una próxima inuguración de un McFlurry y eso será el acabóse. Y si le sumamos la compra de sus minas de oro por los chinos ni os cuento. Pero esperemos que sigan quedando esos lugares escondidos que no figuran en las guías.
Me olvido de muchas cosas y obvio los aspectos negativos que todos conocemos. Pero en general, es de esos sitios que te hacen volver distinto, ya sabeis, he aprendido mucho de ellos pero también de mí. Y de que tengo alguien a mi lado que merece un premio por ser marroquí en Marrakesh y camboyano en Mondulkiri, divino en París y alucinado en Singapur. Viajar con alguien así, lo hace todo mucho más fácil. En breves las fotos,no lo reflerarán todo pero servirá para que algunos os animeis a ir y otros disfruteis un ratillo con unos lugares únicos.
18 Comments
Reflejas la experiencia intensa del país pero también el disfrute y el aprendizaje… Y es que dificilmente puede ser de otra manera en un lugar tan diferente. Camboya me inspira a través de tus relatos. No se si a estar alturas, ya que a pasado algún año, hab´ra cambiado mucho… Un abrazo
Reflexiones que todos hacemos cuando regresamos de un viaje, porque en realidad nunca regresamos. La persona que se fue no es la misma que vuelve porque aunque sea poco, siempre algo ha cambiado. La experiencia me dice que casi toda la población del mundo es buena y amable, pero la mala gente hace tanto daño y ruido para hacerse notar que parecen la mayoría. Por eso lo mejor es no olvidar lo malo, por penoso que sea, pero atesorar lo bueno.
Esta reflexión sobre Camboya además es totalmente pertinente con el paso del tiempo. Cuando lees que las avalanchas de turistas están poniendo en peligro Angkor Wat y que en los muros de algunos de sus templos han aparecido graffitis sabes que hay algo que se ha hecho mal. Siempre se ha dicho que el turismo es un motor del cambio, pero casi se podría comparar con una droga. Estamos los consumidores, que no podemos dejarlo aunque queramos, y están los proveedores. Como genera tanto dinero, los niños dejan las escuelas, se abandonan oficios tradicionales y en definitiva, todo el país se vuelca con el turismo que es lo que da dinero. Quizás es una reflexión pesimista, pero estos días de nubarrones y lluvia es lo que han traído consigo. Un abrazo fuerte y esperamos verte pronto.
Muy emotivo tu relato, me identifico con algunas palabras tuyas, con esas que dicen “cosas que veo y preferiría no ver”. Y estoy segura que tu corazón no quiere mirar para otra parte, lo que quiere es que esas cosas que le duelen no existan. Quiero que no haya dolor, ni desigualdades, ni tristeza… Pero, y ahora que han pasado los años, ¿qué recuerdos te vienen a la cabeza al pensar en Camboya? Estoy segura que primero llega todo lo bueno, y que hasta lo no tan bueno aparece teñido de un velo que hace que lo recuerdes mejor de lo que fue. Como somos los humanos y nuestras cabezas.
Un abrazo fuerte.
Hola Cris,
Muchas gracias por tu comentario.
Como en todos los viajes, años después recuerdo lo bueno de Camboya pero no olvido algunos momentos algo difíciles o de esos “que duelen”. Limitarse solo a lo bonito de los lugares es una opción pero no para mi. Además al relacionarte con la gente del país y conocer su pasado e historia (en el caso de Camboya) es inevitable sufrir porque fue terrorífico.
Un abrazo guapa.
¡Qué lindo escribes! Como siempre… inspiración absoluta para quienes te leemos.
¡Hola Guillermina!
Qué alegría leerte por aquí. Muchas gracias por tus palabras, siempre me sacas los colores 😉
Nos debemos un café o en su defecto, ‘fiesta popular! Un abrazo para las dos.
¡Muy bonitas letras!
Nos encanta, nos encanta leer sobre viajes pero a veces no necesitamos tantos datos prácticos, únicamente buscamos sentimientos, experiencias, sensaciones…
¡Gracias por transmitirnos tu experiencia! 🙂
¡Muchas gracias por tus palabras Víctor!
A mí también me gusta leer algo más que datos prácticos, es otra forma de viajar y conocer un lugar. Me alegra que os haya gustado 🙂
Qué bonito relato!!
Me ha encantado, lo leí y me he quedado con ganas de más.
Si ya teníamos ganas de Camboya, ahora ni te cuento.
Un besazo
Gracias guapa. Me alegra que te haya gustado y provocado más ganas de conocer Camboya. Merece mucho la pena y su gente es un amor. Un abrazo!
Qué texto más bonito. Tuvo que ser una experiencia muy intensa la visita a ese país.
¡Un saludo! 🙂
¡Gracias Víctor!Me alegra que te hayan gustado mis apuntes viajeros 🙂 Fui un viaje largo y con muchas historias, aunque entre nosotros creo que soy yo muy intensa siempre jajaja. Un abrazo para los dos.
Interesantes reflexiones, como siempre. Aunque la verdad es que mi nunca me han dado pesadillas las pastillas de la malaria.
¡Merci Jordi! Las pastillas solo las probé aquél viaje y aún hoy recuerdo la horrible noche que pasé. Pero el viaje lo compensó todo. Un abrazo.
Que lindo que vivas con tanta intensidad tus viajes y escribas de igual manera.Gracias por compartir!
Hola Andy,
Muchas gracias por tu comentario 🙂 Espero que sigas disfrutando con las historias viajeras. Un abrazo.
Me ha encantado el relato. Gracias por compartirlo 🙂
Muchas gracias a tí por leerlo Pepa!!