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Una tarde en Estambul. Medusa, James Bond y lluvia. (Turquía, día 7)

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Sábado, 15 de Octubre 2011.
Visita a las Cisternas, el barrio de Taksim y San Antonio de Padua.

Nuestro último día en Estambul había empezado genial con la visita al Palacio Topkapi, uno de mis imprescindibles de la ciudad. Las últimas horas las dedicaríamos a algunos lugares pendientes y a callejear por la antigua Constantinopla.

 
 

Nuestras siguientes paradas fueron la Cisterna de las 1001 Columnas y la Cisterna Basílica de Yerebatan. Dos visitas no incluidas en muchas listas de imprescindibles de Estambul, pero que no dejan de ser interesantes por lo que significaron para la ciudad turca.

 

Las cisternas era depósitos de agua para abastecer a la ciudad. Reservas ante posibles ataques enemigos.
En Estambul la de mayor capacidad es la de Yerabatán, siendo la de las Mil columnas la segunda con casi cuatro mil metros cuadrados de extensión.

 

La cisterna de las Mil Columnas, también conocida como Cisterna de Binbirdirek (binbir signifca abundancia) nos costó encontrarla y fue un poco decepcionante. Un hombre aburrido nos vendió los que deberían ser las únicas entradas del día a juzgar por su cara. Unos cortinones oscuros y pesados daban paso a una cuesta iluminada por velas para llegar a la gran sala de más de doscientas columnas.

Construida sobre un palacio en el siglo IV, las columnas son de mármol, miden 15 metros de altura y en realidad son dos unidas por un anillo del mismo material. Solo que una de las partes queda bajo el suelo. Llaman la atención algunos monogramas e inscripciones en griego, en los capiteles de algunas columnas hechos por los obreros y canteros. Por lo visto tiene previsto hacerse algo comercial en su interior, de momento hay un café-restaurante en un ambiente bastante desangelado.

 

Entramos en la Cisterna Basílica de Yerebatán completamente empapados. Estambul nos había recibido lloviendo y así nos despediría. El suelo resbalaba un montón y casi me mato escaleras abajo, aunque me hubiesen frenado las personas que hacían cola para hacerse la foto típica del lugar.

En este lugar se rodó una famosa escena de "Desde Rusia con amor" (1963), la película favorita de Sean Connery como James Bond, con un rodaje que empezaba en Santa Sofia. Por lo que todo el mundo quería retratar el largo pasillo por el que agente 007 había pasado.


 
 

Se trata de la cisterna más grande de las sesenta que hay repartidas por Estambul. Situada bajo una basílica, proveía de agua al Palacio Topkapi, un agua que era conducida por acueductos desde los bosques de Belgrado, a veinte kilómetros de Estambul. Cayó en desuso con la llegada del agua corriente, fue descubierta en el siglo XVI y tras ser restaurada volvió a usarse pero como almacén de madera, hasta que finalmente a finales de los años '80 se destina exclusivamente al turismo.

Realmente sí en un bosque de piedra como muchos los describen. Más de trescientas columnas de casi nueve metros de altura, traídas de distintos templos, por lo que pueden encontrarse diferentes estilos. Quizá por ello también es conocida como el Palacio Sumergido, las más conocidas son la columna de las lágrimas, la de los ojos o la de nudos de tronco de árbol.

Pero sin duda las columnas más fotografiadas, son las que tienen dos cabezas de Medusa como base. Se cree que se colocaban invertidas para evitar que al mirarlas uno fuese convertido en piedra, y así con la tontería de querer hacerse la foto y no mirar, más de uno casi se cae al agua. Antes la cisterna podía visitarse en barca hasta que en 1994 colocaron las pasarelas actuales para recorrer el lugar por encima del agua.


 

Después de tanta caminata y tanta agua, necesitábamos comer. Dimos por terminada la visita y salimos cruzando los dedos para que no lloviese. Había tregua así que callejeamos, nos perdimos y nos encontramos en un barrio de estrechas calles, abarrotadas de restaurantes y tiendas de todo tipo. Por un momento me recordó a los zocos marroquíes, preciosas telas, olor a especias, los sentidos disparados entre tanto color y escaparates llamativos.

 

En esa calle cada uno tiró hacia su mayor interés. Mientras yo entraba en la tienda a pedir permiso para hacer fotos a los increíbles maniquíes y me liaba a hablar con el dueño, que amablemente me explicó que los trajes blancos eran para la ceremonia de circuncisión. Dos negocios más abajo, Raúl escogía directamente de la pescaderia lo que minutos después servirían en el plato.


 

 

Sobremesa con los camareros y el pescadero, charla futbolística incluida y de nuevo en ruta. Llegamos a Istiklak Cadessi (Avenida de la Independencia) en el barrio de Taksim.

Es una de las calles más conocidas de Estambul, peatonal y llena de boutiques, restaurantes y encantadoras pastelerías. Pero también con el encanto de algunas viejas galerías de arte  o estrechos pasillos entre edificios, con tiendecitas de toda la vida con precios mucho más asequibles y locales donde tomar un buen té.

En esta calle están muchos de los consulados y preciosos edificios, fotografiando uno de ellos, descubrimos que en su patio interior está la iglesia católica más importante de la ciudad.

 

San Antonio de Padua destaca por su fachada de ladrillo rojo y un estilo que recuerda a las bonitas iglesias venecianas. En ella el papa Juan XXIII dio misa durante diez años antes de trasladarse a Roma, lo recuerda una escultura suya situada en el exterior.

 

Volviendo hacia el hotel, encontramos una tienda de café, en la que unos jóvenes de bata blanca, dirigidos por un señor de curioso bigote, trataban los granos como si fuesen oro. No pudimos resistirnos ante el olor y lo visualmente atractivo que era todo el proceso. Tras elegirlo, lo pesaron y empaquetaron con suma delicadeza, y nos lo entregaron con otra de las sonrisas turcas que nos trajimos en nuestra colección de recuerdos.

 
 

Tras descansar un ratillo del larguísimo día, dejamos todo preparado ya que saldríamos temprano por la mañana. Como siempre costó cerrar la mochila, de nuevo volvía a estar llena : un jabón de Pamukkale, una lámpara de Selçuk, postales, ojos protectores en todas sus formas posibles...

Pero sobre todo, llena de Turquía. Mi mochila volvió a casa cargadísima de historia, con sultanes y odaliscas contándome sus increíbles escenas de palacio, con versos escritos en una servilleta de un poeta por descubrir, con muchas imágenes que no quedaron retratadas pero sí guardadas en alguno de los bolsillos.

Salimos a la lluvia, como dice la canción, era nuestra última noche en Constantinopla, Bizancio o Estambul.


 
 

*Cisterna de las Mil Columnas.
Horario: 9 am a 18.30.
*Cisterna Basílica de Yerabatán.
Horario: 9 am a 17.30-18.00. Entrada : 20 liras.

 

10 Comments

  1. Andrea dice:

    Muy interesante, volver cargado de historia siempre es enriquecedor. Lo mejor, el cafe!

  2. La cisterna es uno de mis lugares favoritos de Estambul. Un lugar mágico, con luz tenue y donde se oye caer las gotas de agua que se filtran. Istiklak Cadessi ya es otro cantar. El bullicio de la ciudad moderna. Las chicas con minifalda que se mezclan con las que llevan el pelo tapado. Y espero que puedan seguir así durante mucho tiempo, puesto que parece que el islamismo estaba tomando el espacio de los derechos individuales, últimamente.

  3. Kris dice:

    Qué pena lo que dices de la cisterna. Yo estuve hace muchos años y me pareció un lugar con cierta magia… aunque igual la que tenía magia entonces era yo, Arturo me acababa de proponer matrimonio junto a la Mezquita Azul y me sentía muy feliz.

    Un abrazo

  4. No conocemos Estambul, pero seguro que nos gustaría mucho. Me apunto la visita a la cisterna

    • Maruxaina Bóveda dice:

      A mí no me importaría volver. Es una ciudad llena de historia y de lugares imprescindibles. La cisterna tuvo que ser impresionante en su mejor momento, ahora es una visita curiosa. Un saludo Belén.

  5. A nosotros nos encantó la cisterna! El café que mencionas creo que son las mesas que hay para cuando se celebran conciertos de música clásica. Dicen que la acústica es muy buena 😉

    Cuando estuvimos en Estambul también tuvimos unos días bastante grises pero por suerte no nos llovió casi. Es una lata cuando el tiempo te fastidia el viaje…

    Un abrazo,

  6. Que bonito es Estambul. Que ganas de volver. No tenia ni idea de esta visita, nos lo apuntamos para la próxima. Por cierto, que buena pinta la comida y allí la charla futbolistica que no falte. Todos nos terminaban hablando de fútbol jeje ¡Saludos! 🙂

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Cuando volváis a Estambul con más tiempo seguro que probáis un buen plato de pescado fresco. Lo del fútbol igual que en Marruecos 😉 ¡Un saludo familia!

  7. Maribel dice:

    ¿Por qué os decepcionó esta cisterna? Las fotos con esa gran cantidad de columnas y su magnitud parece impresionar. ¿Está muy abandonada?

    • Maruxaina Bóveda dice:

      Debió ser impresionante sí pero cuando nosotros la visitamos daba penita lo desangelado que estaba todo. Espero que desde entonces haya mejorado Maribel 🙂

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