Abandonamos Marrakech y mis ojos no podían dejar de ver su rojiza muralla, en pie desde hacía más de diez siglos. Todo un símbolo de Marruecos.
Las mismas piedras que daban la bienvenida a una medina llena de color, olores y música, habían sido las culpables de que los portugueses no pudiesen tomar la ciudad siglos atrás.
Quizá la larga presencia francesa en Marruecos ha dejado en un segundo plano el importante pasado de Portugal en el país. Fueron nueve las poblaciones ocupadas: Aguz, Al-qsaras-Sequhir, Arcila, Azemmour, Ceuta, Mogador, Mazagán, Safi y Tánger, ya que desde el siglo XV los intereses lusos se desplazaron a la costa atlántica marroquí. Fue llamada entonces el “Algarve de Ultramar”.
El rey Joao Afonso fue el impulsor de esta etapa de expediciones. Tras firmar la paz con Castilla, veía Marruecos como toda una fuente de beneficios, tanto a nivel económico como político, pero también pensando en el prestigio que le daría ante Europa. Al frente de las conquistas estaba Enrique de Portugal, de la dinastía Avis, quien tuvo el monopolio en las exploraciones africanas dado su parentesco real.
Casi 20 mil combatientes y 200 navíos partieron desde Lagos (Algarve) hacia Ceuta, conocida como la llave del Mediterráneo y que por entonces pertenecía al reino de Fez. Fue tomada por los portugueses en 1415, motivo por el que se le concedió el título de I Duque de Viseu al infante Enrique.
Comenzaba una expansión que duraría hasta el siglo XVII, la Era de los Descubrimientos, en la que Portugal jugaba con ventaja dada su estrecha relación con el mar y su larga tradición pesquera. Los conocimientos de Astrología (creó su cátedra en la Universidad de Coimbra) y Astronomía de Enrique también ayudaron al desarrollo del imperialismo colonial portugués.
Así que fue como un portugués, Gil Eanes, consiguió pasar Cabo Bojador (1434), uno de los puntos geográficos más temidos por los navegantes europeos. Lo llamaban el Cabo del Miedo y eran por todos conocidas las leyendas sobre monstruos marinos dada la cantidad de barcos que desaparecían en la zona. No eran sino los bancos de arena, cambios de viento y corrientes marinas las causantes de tantos naufragios.
Los éxitos lusos sufrieron un revés al intentar ocupar Tánger (1437), resultó un fracaso y costó la vida al hermano pequeño del infante Enrique. Don Fernando sufrió 6 años de cautiverio, los locales pedían la restitución de Ceuta pero las negociaciones fueron ignoradas por el gobierno portugués y murió en Marruecos.
Consiguieron la ciudad en 1471, esta vez de forma pacífica al llegar a un acuerdo con el sultán de Arcila. La tranquila y blanca Asilah, que hoy en día es uno de los lugares más visitados del país, fue tomada por sorpresa meses antes y sus prisioneros llevados a Portugal. Entre ellos un joven y futuro rey de Fez quien aprendió el idioma y fue desde entonces llamado Muhammad el Portugués. Liberado tras pagar su padre un elevado rescate, volvió a Marruecos e intentó recuperar Arcila sin éxito.
A la dificultad de la fortificación construída por los portugueses se unió la ayuda del español Pedro Navarro, quien desde sus naves dirigió los cañonazos que obligaron a la retirada de las tropas del rey de Fez.
A Tánger, Asilah y Ceuta se uniría Mazagán, la actual El-Jadida, en 1485. Su fortaleza está considerada una de las siete maravillas construidas por los portugueses en el mundo. Hasta un arquitecto italiano se unió al proyecto, siendo un buen testimonio del cruce de culturas europea y marroquí que puede apreciarse actualmente al pasear por sus calles. Fue en este puerto donde los portugueses permanecieron más tiempo, abandonándolo por no ser rentable en 1769.
Durante un viaje anterior al país pudimos recorrer sus murallas y bastiones reconstruidos años atrás, intentando conservar el modelo original. El-Jadida no es demasiado conocido y caminar por el interior de la fortificación y sus calles adoquinadas bien recuerda a un paseo por Portugal.
Mientras pensaba en todos esos lugares que había visitado, dónde se habían vivido grandes capítulos de la historia, nuestra furgoneta se acercaba a la sorpresa del viaje. Desde la ventana, árboles de argán, cabras y grandes extensiones de tierra que invitaban a soñar.
Imaginaba una caravana de hombres viajando en condiciones muy distintas, esas mismas distancias y muchos siglos atrás, para llegar al puerto de Marrakech. Así era conocida entonces Essaouira, hoy la perla del Atlántico, una pequeña localidad portuaria a donde los portugueses arribaron en 1506.
El rey don Manuel I, encargó a Diogo de Azambuja la construcción de una fortaleza y del Castelo Real (Castillo Real) del que apenas queda nada actualmente. Las islas de Madeira tuvieron un papel fundamental en Mogador, desde allí llegaban las ayudas, tanto la cebada para los caballos como el dinero para pagar los sueldos de la guarnición. Incluso fueron destinados hombres para la defensa durante las obras ya que los ataques de los marroquíes eran continuos.
Tan sólo cuatro años después, un 4 de diciembre, el castillo es evacuado y “Portugal abandona Mogador en 1510 en circunstancias mal conocidas” (Dias Farinha). Las piedras de las construcciones fueron empleadas para la actual Skala del puerto según órdenes del sultán Sidi Mohamed ben Abdellah. Años más tarde Francis Drake reflejaba en sus escritos sus impresiones sobre la ciudad: Un fuerte construído por un rey portugués, arruinado por el rey de Fez.
Desde esas mismas piedras despedimos el día, atardecía y yo miraba hacia el Atlántico, imaginando la llegada de uno de aquéllos navíos. Notaba en mi cara el viento y el olor a mar y casi podía sentir el frío y hambre de los marineros que por fin avistaban tierra, tras una larga temporada navegando en el Atlántico.
Compartí en ese momento con la tripulación portuguesa la incertidumbre de llegar a un sitio nuevo, compartí con ellos las ganas de saber qué nos depararía aquel puerto. Pero también sentí la incertidumbre de los tranquilos habitantes de Mogador, quiénes, desde sus ventanas tampoco sabían qué les depararía la llegada de aquél navío.
La bella Essaouria, un lugar protagonista de un capítulo de la Historia entre dos de mis países favoritos (Marruecos y Portugal) cerraba un nuevo viaje. La bella Mogador, dónde hasta Jimi Hendrix quiso comprar un pueblecito cercano, pero eso ya es otra historia….
BIBLIOGRAFÍA.
DIAS FARINHA, ANTÓNIO “Los portugueses en Marruecos” (1999).
HERMANO SARAIVA, JOSÉ “Historia de Portugal” (1989).
MANA ABELKADER “Essaouira, Perla del Atlántico” (2005).
MARTINEZ CARRERAS, JOSÉ U. “Responsabilidades Ibéricas en África” Nueva Revista (2002).
Un paseo por la historia portuguesa en Marruecos (6 de Diciembre de 2016) escrito original para la web Historia 2.0.
10 Comments
¡Qué forma tan original de presentar un destino! Ha sido una clase de historia en toda regla, pero de las que gustan, de las que te hacen pensar “quiero saber más”.
Marruecos para nosotros es un gran deconocido, quizá por tenerlo tan cerca de Málaga, y aunque sabíamos de su pasado francés, no teníamos ni idea del legado que dejaron los portugueses… Muchas gracias por compartirlo.
Saludos.
Ya te he contado muchas veces las ganas que tengo de conocer Marruecos, así que me encanta leer todo lo que encuentro sobre este país. Me ha gustado mucho leer tu post y descubrir una parte de la historia de Marruecos y Portugal que desconocía. Cuando, por fin, vaya a Essaouria, Asilah, Tánger y El-Jadida me acordaré de ella. Siempre se ven las cosas de otra forma cuando conoces su pasado. Muchas gracias por compartirlo.
Un abrazo.
Que historia más interesante, estuve en esta ciudad hace ya unos cuentos años pero reconozco que ni me interesé por su historia, iba con varios amigos y nos preocupaba mas estar de fiesta, divertirnos y ver lugares que la historia del lugar en si. Interesante saber que fue “Algarve de Ultramar”. Essaouira, es un lugar al que siempre quise volver.
Al visitar Marruecos tuvimos la misma sensación, se habla muchísimo del pasado francés y poco del pasado portugués. Nos encantan tus posts, porque muchas veces viajamos a lugares donde hemos estado, pero nos explicas cosas que desconocíamos. Gracias y saludos 🙂
¡Hola Maruxaina!
¡Gracias por una nueva clase de historia!
Si que es verdad que todos sabemos que Marruecos fue francesa, pero no tenía ni idea de este pasado portugués de Marruecos, y mira que me fascina toda la época de los Descubrimientos portuguesa… Ahora tengo más ganas aún de conocer Asilah y Esaouira.
Confieso que yo también voy pensando en la historia de los lugares que estamos visitando… ya sea la que conocemos o la que queremos conocer y, mientras, divagamos.
Un besote
¡Hola! Ha sido como una lección de historia, pero bien contada, de los profes a los que le gusta mucho lo que hacen. Respecto a Marruecos voy muy perdida, y no conocía su pasado Portugués, solo el Francés. Cuando vayamos a Marruecos me acordaré de todo esto. Un abrazo.
Te doy toda la razón: soy una de los que únicamente relacionaba Marruecos con Francia. Según te iba leyendo, se iban despertando algunos recuerdos muy difuminados sobre una fortaleza portuguesa, alguna relación de Portugal con Essaouria, Asilah, pero confieso que no les prestaba ninguna atención a esas historias. Para mí todo era francés.
¡Gracias por despertarme! 😉 La próxima cuando vayamos a Marruecos te prometo investigar más sus relaciones con Portugal.
Te estaba leyendo y me ha venido a la cabeza el famoso poema de Espronceda, con más navíos y otro territorio, eso sí. Muy curioso lo de la fortaleza portuguesa, no había oído hablar de ella y resulta que es una de las más importantes costrucciones de nuestros vecinos. ¡Gracias por descubrirme este rincón de Marruecos!
Un abrazo
Vaya lectura tan amena y enriquecedora. Me ha encantado la historia, además Essaouira es una de mis ciudades favoritas de Marruecos 🙂
Me ha encantado esta lección de Historia y post tan bien documentado, sabía que Essaouira y Assilah fue colonia portuguesa en la costa Atlántica de Marruecos y el nombre de Mogador pero poco más, me has hecho transportarme hasta esas murallas y sentir el frío que sentirían los marineros en sus navíos.
Un abrazo