Sostenibilidad, microplásticos, economía social, política medioambiental... Seguro que alguno de estos términos os suena, ¿verdad?. Etiquetas que han venido para quedarse. Tarde, pero aquí están por fin. Hoy os cuento mis ideas sobre de Turismo Responsable.
La preocupación por el medio ambiente ha subido algunos puestos entre la gente. El cambio climático es algo tan obvio que seguir negándolo es de necios. El infinito acceso a la información e imágenes ha hecho que la concienciación aumente. Y creo que viajar también ha influido en que ahora sí nos duela ver destruirse lugares antes lejanos, o extinguirse animales que un día vimos durante unas vacaciones exóticas.
Delfines Irrawady en Kratie (Camboya). Una especie en peligro de extincion.
La democratización de los viajes y su publicación en redes sociales tiene como todo su doble cara. La parte negativa ha hecho que se tengan que cerrar playas por su masificación, establecer turnos de visita en parajes naturales para evitar su deterioro o lamentar muertes de animales por actitudes absurdas de irresponsables viajeros.
Es necesario tener en cuenta los recursos o las necesidades de la población. Como lo es respetar los lugares que visitamos, y ese respeto también incluye no fotografiarse en un campo de concentración anunciando bolsos como sucedió hace unos años o haciendo posturitas en la via del tren.
Un turismo sostenible es aquél económicamente viable, que no destruye los recursos sobre los cuales el futuro del turismo dependerá, en particular el ambiente físico y el tejido social de la comunidad anfitriona.
La positiva es que son cada vez más quiénes usan esa ventana al mundo para denunciar y mostrar que no todo es siempre tan bonito. Limpiezas colectivas de arenales, manifestaciones estudiantiles los viernes o recogida de basura por particulares se ven en las redes cada vez con mayor frecuencia.
Recogida de basura en la playa de Rodeira (Cangas, Pontevedra). Organizado por Illa dos Ratos.
Algunos bloggers de viaje no han dudado en darle un espacio al medio ambiente en sus artículos y recomendar formas de viaje más sostenibles. Contando en ocasiones con importantes empresas que apoyan sus iniciativas, como las jornadas sobre sostenibilidad de KLM, compañía que me conquistó durante un vuelo a Praga con sus envoltorios de cartón reciclados y su proyecto de plantación de árboles.
Kate y Dennys de Viajamos Juntos, Carla de La Maleta de Carla, Mar de Mi Ruta o el reciente viaje a Indonesia de Sergio, Javi y Alberto (Nada Incluido, Viajar para Vivir y Mochileros TV respectivamente son algunos ejemplos de esa combinación de viajes y sostenibilidad.
En conseguir que el turismo sea sostenible es donde entramos nosotros. Los viajeros tenemos la obligación de practicar un turismo responsable, sino acabaremos practicando el Turismo de Última Oportunidad.
Visitar glaciares en el Ártico o ver barreras de coral en Maldivas, aquéllo que en un futuro podría no existir es la nueva tendencia viajera para el 2019 según la revista Forbes. Lo triste es que esos mismos viajes únicos contribuyen a acelerar la destrucción de esos lugares únicos.
El Turismo Responsable pone énfasis en lo que los individuos y grupos hacen para ocuparse de asuntos de lugares concretos, atendiendo a prioridades locales e informando transparentemente de lo que han hecho para contribuir a la sostenibilidad.
Por si no habéis leído nada sobre Turismo Responsable, aquí algunas de sus máximas para ponerlo en práctica durante vuestro próximo viaje.
¿No es nada complicado verdad?. Lo mejor para conocer un lugar es caminarlo, participar de sus fiestas o costumbres si tenemos oportunidad y probar su gastronomía en negocios regentados por locales.
Cuantas historias nos hubiésemos perdido de no viajar en transporte público. Cuánta gente interesante conocida en viejos compartimentos y estrechos pasillos. Por no hablar de las preciosas estaciones de tren, pueblos en los que jamás hubiése parado y paisajes para contemplar de forma tranquila por las grandes ventanas.
Y sí, se pierde tiempo, más libertad y demás argumentos, pero no lo cambio. Por todos los motivos anteriores y porque un coche para una o dos personas me parece una insufrible cantidad de contaminación.
En el caso del reciclaje, yo que soy muy paranoica con el tema, en los hoteles me vuelvo loca porque en la mayoría no hay opción para separar desperdicios. Por eso nuestras experiencias durmiendo en casas ajenas son cada vez más habituales. El intercambio de casas ha sido mi gran salvación sobre todo en algunos países europeos donde reciclar es lo normal y en algunos casos obligatorio por ley.
Hace años mi madre ya cambiaba casa con sus amigas repartidas por el mundo, sin intermediarios, como algo normal. Después conocimos Couchsurfing, NitghSwapping y finalmente Guest to Guest, ahora Home Exchange. Además de ser una forma más cercana de conocer a gente local, podemos ir al mercado a comprar productos de cercanía y en algunos casos participar más activamente en la comunidad a través de fiestas en el barrio o invitaciones de la familia anfitriona. Reúne varios aspectos que ayudan a practicar un Turismo Responsable y siempre han sido geniales experiencias.
Todo lo contrario que la última vez que pagué por algo relacionado con un animal. Un día que no repetiría, tanto por la situación de los trabajadores camboyanos como por los enormes elefantes. Me sirvió para aprender sobre la explotación que sufren en el país (ambos) y para recomendar tener buena información antes de contratar nada relacionado con animales, asistir a un parque acuático, zoológico o demás lugares con seres vivos encerrados.
En general los argumentos para practicar un Turismo Responsable son cosas diría que de sentido común.¿O no?. Prácticas que no deben sólo hacerse cuando estamos de viaje, sino en nuestro día a día, y en nuestro entorno habitual. Porque así también se ayuda y se cambia el mundo.
Y de ahí viene el título de este post. Turista responsable sí. Persona Responsable también. Porque de nada sirve viajar de forma sostenible si en nuestro barrio, en casa o en el trabajo no aplicamos los mismos valores. Sobre todo si se trata de personas que puedan influir en quienes estén detrás de una pantalla, por respeto y por coherencia. En otros temas quizá me importase menos, pero en este no. Solo tenemos un mundo y no puede quedarse en una moda o unas fotos en instagram. No hay Planeta B.
Tras leer artículos, números y tantos por ciento de varios países, por curiosidad, y para tener una idea de cómo ve la gente algunos temas relacionados con el medio ambiente, hice y envié a algunos allegados una sencilla encuesta sobre sus hábitos diarios y el Turismo Responsable.
Hay respuestas que imaginaba y otras me han sorprendido para muy bien. Pero he alucinado con el alto número de personas a las que ni se les pasa por la cabeza modificar algún gesto en beneficio del planeta.
Un resumen de mi pequeño y doméstico estudio...
Para mí sorpresa un 80% se declara turista responsable. ¡Genial! Parece que algo está funcionando! Pero al momento me surge la pregunta... El porcentaje sería tan alto si la pregunta hubiese sido: ¿Eres una Persona Responsable?.
Parece que cuando volvemos a casa nos olvidamos un poco de seguir cuidando el entorno. Y eso hay que cambiarlo, sí valen los pequeños gestos y estoy convencida de que el contagio positivo funciona. Os cuento algunos ejemplos.
Yo reciclo desde que hay contenedores de basura diferentes en Vigo. Los he tenido en el portal, cruzando la calle o como ahora a casi seis minutos a pie de casa. Mi vecino Pepe, que es un señor mayor, se mete conmigo por mis paseos a la basura entre risas y cabeceos de esos que quieren decir Neniña, eso non sirve para nada. Yo que no dudo en cuanto tengo oportunidad para soltar el discurso le riño y recuerdo sus años como hombre de mar...El día que me dio unas botellas de plástico para que llevase a reciclar fue de esos momentos que compensaron todos los paseos del mundo al contenedor.
En casa conseguí que Raúl cerrase los grifos tras unos cuantos "Nos quedamos sin agua en el mundooooooo" gritado a lo Wilma Picapiedra. Sí también soy una paranoica con el derroche de agua. Tanto que tenemos una anécdota para el recuerdo...Tras diez días de viaje por Cuba, nuestro último alojamiento nos recibió con un apetecible jacuzzi, un planazo después de caminatas, duchas rápidas y mucho cansancio. Ni nos lo planteamos. Nos miramos y volvimos a disfrutar de las vistas sobre el Malecón. Llenar aquella increíble bañera habría dejado sin agua a medio barrio.
El vivir en una casa nos permite un pequeño huerto y tener gallinas. Hacemos trueque con algunos vecinos: limones a cambio de naranjas, aguacates por huevos... Sin importar el valor, olvidándonos del dinero y recuperando algo tan básico como compartir. Y nuestro consumo de kilómetro cero es mayor y menores las visitas al súpermercado.
Las compras son el gran reto para ser responsables con nuestro entorno, sobre todo en relación con el plástico. Porque fácil no lo ponen, sobre todo las grandes superficies. Desde hace años no compro en centros comerciales y ahora casi ya ni en el súper del barrio. Y sí se reduce la cantidad de plástico, mucho más de lo que parece.
Armada con mis bolsas de tela y tuppers de cristal allá que voy parece que de excursión. Cada cosa la compro en su sitio, en el pequeño comercio y poco a poco cada vez me arreglo mejor. En la mayoría ya no nos preguntan si queremos bolsa, las chicas de la frutería saben que les devolveré la bolsa de plástico tras pesar las patatas y acaben en mi bolsa de tela y ahora no les parece tan extraño. En la carnicería, alucino cuando me cuentan que gastan seis kilómetros al mes en envoltorios plásticos mientras me guardan el queso en el tupper. Y es un sólo negocio...Pensar en lo que se consumirá en una gran superficie me da escalofríos.
El consumo en general que hacemos es menor. Varias mudanzas supongo que han ayudado a reducir mis ganas de llenar más la casa. Aunque con los libros reconozco que me cuesta y sobre todo si son tesoros encontrados en rastros y mercados de segunda mano. Pero sí creo que en general tenemos un problema con el insoportable consumismo que nos rodea hace demasiado tiempo.
Y aquí vuelve a estar todo relacionado de nuevo. Los viajes nos han enseñado a desprendernos de lo material. Llevarlo todo en una mochila con la que vas a cargar obliga a seleccionar y priorizar. Pero también el conocer otras formas de vida y realidades es la mejor demostración de que no necesitamos todo lo que tenemos.
Voy terminando ya con un último tema que considero tan importante como los anteriores. La moda low cost o esa necesidad creada de tener que cambiar de modelito cada día y en cada foto. Los armarios de un solo uso tienen un precio mucho más alto del que el mundo puede asumir.
Esa renovación constante de armario nos ha llevado a ropa de baja calidad, precios baratos y una industria poco sostenible. La mayoría desconocen el ingente consumo de agua que se usa para fabricar una sola prenda o lo caros que resultan los tintes ecológicamente hablando.
Mucha ropa de la que vestimos está fabricada bajo condiciones que no serían aceptadas en España. Las trabajadoras camboyanas siguen sufriendo desmayos durante sus interminables jornadas de catorce horas. Y no es necesario.
Hay alternativas para vestir que no implican un desarrollo insostenible. Intercambiar ropa con familia y amigas, reciclarla o venderla en alguna de las muchas aplicaciones que existen.Cada vez hay más marcas que apuestan por darle una segunda oportunidad a la ropa, como hacen en Vigo, La Canalla. Prendas hechas bajo un consumo responsable y ético, no serán tan económicas, pero durarán más y nos sentarán mejor. Moralmente también, porque quizá deberíamos pararnos a pensar cómo una camiseta puede costar tres euros.
Igual que da likes y está genial ser un turista responsable, apuesto a que también lo sea ser una persona responsable. Porque no vale hacerse fotos con el indígena o el africano de un poblado perdido y luego ponerle mala la cara al marroquí del barrio o reírse del chino cuando salimos de su tienda. Coherencia, sentidiño común y entre todos seguro que conseguimos que el planeta dure un poco más.
Si habéis llegado hasta aquí: Gracias. Perdón si me he enrollado demasiado pero como os decía es un tema demasiado importante. Y no hay tiempo para esperar a que otros decidan. Ya vamos contrareloj.
Nos afecta a todos, porque todos queremos seguir viajando y disfrutando del mundo ¿verdad?. Nosotros sí y quiero que Gala, mi sobrina de 10 años, pueda viajar y conocer, alucinar con paisajes naturales y ver todo tipo de animales en sus hábitats. Quiero que aprenda de otros pueblos y valore la increíble diversidad cultural del planeta.
Me encantará leeros en comentarios. Conocer cuál es vuestra opinión sobre el tema, si habéis cambiado vuestros hábitos y qué ideas tenéis para que con sencillos gestos podamos seguir haciendo grandes cosas.
Algunos artículos y webs por si quereis más información. *FAADA Web sobre Turismo Responsable con Animales. *Economía Solidaria. Web sobre consumo responsable, comercio justo... *La importancia científica en la selección de atractivos turísticos patrimoniales. Una visión desde la espacialidad social. Laila Vejsbjerg. *Carlos García. Web sobre turismo y tecnología. *"El Problema del Plástico. ¿Qué puedo hacer yo?" Javier Godinez Viajar para Vivir. *¿Existe de verdad la moda sostenible? Belén Kayser. *Gili Air. Peces de Plástico. Sergio Otegui. Nada Incluido. *Cómo ser viajero responsable. Guía para principiantes. Kate y Dennys. Viajamos Juntos. *Haz Turismo Responsable. Planea con Lena.
29 Comments
[…] las culturas y países, por lo tenemos también que cuidar nuestro entorno más cercano. Como dice mi querida amiga y bloguera Maruxaina, para ser un turista responsable, primero hay que ser una persona responsable, y hay mucho que […]
Gracias por la reflexión, Maruxaina. Muchas de las cosas que comentas me las encuentro no solo en viajes, sino en la vida diaria. Me cuesta muchísimo encontrar tiendas de barrio y lo del plástico en los alimentos es un sufrimiento continuo, por poner un ejemplo…
En temas de viajes, mucha gente ni siquiera es consciente de que yendo a grandes resorts y comiendo en grandes cadenas internacionales no aportan nada a la comunidad que visitan. Son cosas que hasta que te las dices, no te das cuenta…
Me alegro de ver que cada vez más los blogueros se mojan y se implican en estos temas tan importantes!!!
Hola Raquel,
Gracias por tu comentario y la lectura 🙂
Sí que es más difícil y lleva más tiempo ir de tienda en tienda pero cuando ves el resultado en mucho menos plástico en el cubo merece la pena!
En relación a los viajes, yo tampoco comprendo lo que comentas, como los campos de golf o los cruceros en grandes transatlánticos que no tienen nada de responsable…Sí veo necesario utilizar también las redes sociales y los blogs para hablar de un tema que nos afecta a todos, nos guste más o menos. Porque sino ¡no habrá mundo para viajar!
Un abrazo.
Esto de las redes es un arma de doble filo para muchos. Creo que si se hace un buen uso de ellas, no hay problema en realizar un uso beneficioso, como dices se puede dar difusión a actuaciones positivas en lugar de negativas. Está en nosotros darle un giro a esto. Ser consciente a la hora de viajar. También creo que, como todo es cuestión de educación y la educación medioambiental está infravalorada. Si queremos que todo cambie, nosotros somos el ejemplo y los que tenemos hijos tenemos también una enorme responsabilidad.
Es complicado cuando un destino se pone de moda no desear ir y al final se convierte en un circo. Algunos de esos sitios empiezan a perder su encanto y lo que en principio parecía que iba a traer infraestructuras y mayor riqueza a un pequeño pueblo o lugar, acaba siendo el sueño que se puede convertir en pesadilla. Hay que llevarlo conscientemente y ser cuidadoso.
Un abrazo.
Nosotras llevamos un tiempo que ya hemos cambiado nuestros hábitos de vida, compramos mucho menos plástico, reciclamos más a conciencia, compramos muchísima menos ropa y, sobre todo, viajamos mirando por el comercio local y conseguir ser lo más responsables posible. Hace siglos que, cuando viajamos, no compramos en una macro superficie. Está claro que no somos 100% responsables pero cada cambio suma.
El turismo sostenible ha venido para quedarse y nosotros debemos ser uno de sus altavoces y, por supuesto, predicar con el ejemplo.
Un gran y necesario artículo amiga. ¡Un abrazote!
Qué bueno Maru!! Cada vez me mola más que usemos nuestras plataformas para difundir este tipo de cuestiones para concienciar. Yo tengo pendiente un artículo que lo sacaré en breve y espero que te guste.
Tengo que reconocer que estoy entre tus estadísticas de que hemos comenzado a ser turista responsable desde hace relativamente poco tiempo. Mi pareja, JP, y yo llevamos 14 años juntos, los mismos años que viajando al extranjero (o como se quiera llamar). La cuestión es que cuando comenzamos éramos unos bebés, unos novatos… con esto de los viajes… Y…, como todo, se evoluciona, se aprende, se madura… Al principio, pecábamos de muchas cosas, pero poco a poco fuimos limando… y desde hace unos cinco años aplicamos muy en serio el termino de turista responsable y, por supuesto, persona responsable. Nunca es tarde y nunca dejamos de aprender. Seguiremos haciendo todo lo posible para cuidar este planeta. Gracias!
[…] ¿Turista Responsable? Sí. Persona Responsable, también. Y si practicas un Turismo Responsable ¿porque no ser responsable también en tu hogar? En este artículo Maruxaina nos ánima a seguir buenas prácticas en nuestro día a día y no solo cuando viajamos. Como bien dice: No hay Planeta B. […]
Interesante reflexión de la que me quedo con una cosa: hay que ser responsable con el medio ambiente cada día. Yo no me sumo a la moda del turismo responsable porque soy responsable en mi día a día. En casa se recicla todo, tenemos más cubos casi que espacio para ponerlos, somos cuidados con el consumo de agua y con todo lo que pueda hacer que nuestro planeta siga en “buen estado” más tiempo, pero no me obsesiono. Cuando viajo acepto lo que me encuentro y me sigo comportando como en casa. Reciclo, limpio, pero sobre todo disfruto que es para lo que he salido de casa a conocer mundo. Me alojo donde me gusta y realizo las actividades que creo correctas y que benefician de un modo u otro a una comudidad. He realizado actividades con animales que hoy creo que no fueron buenas para ellos, pero alguna otra no me pareció dañina con el animal.
Y desde aquí aprovecho para contar una cosa que me pasó y que me hizo ser consecuente conmigo misma sin enarbolar ninguna bandera: en India, en una playa de Kerala vi un río que iba al mar arrastrando decenas de plásticos. Botellas, botas, sandalias, platos,…. Era incontenible. Hice fotos y cuando regresé a España se las envié a Green Peace. ¿Sabes cuál fue su respuesta? Que escribiera a India para contárselo a ellos. Desde ese momento determinadas asociaciones perdieron todo mi respeto cuando no son capaces de tomar como propios los problemas contra los que luchan cuando pasan lejos de casa. Así que yo procuro no dejar nada peor que lo encuentro porque a ello me enseñaron desde pequeña.
Un abrazo
Hola Cris,
Muchas gracias por tu comentario. Hablando de este tema con la gente, veo mucho cómo influye el tema de la educación. Las que somos de una edad (guiño, giño) creo que ya llevamos incorporado de serie ciertas normas básicas de convivencia que se han perdido.
Por otro lado, lo que comentas de Green Peace…Es una pena que no aprovechen las denuncias como la tuya, pero lamentablemente organizaciones tan grandes puede que hayan perdido un poco la perspectiva.
Ojalá que la gente tome conciencia, con sentido común y un poco de ganas se puede hacer mucho.
Un abrazo grande de vuelta.
Esto de la responsabilidad medioambiental viajera me hace muuuuuuucha gracia.
Las modas de ser guay por este lema, el otro y lo demás me parece muy curioso. Uno no debe ser un viajero responsable, debe ser responsable y punto. No sólo con el medio ambiente y el entorno que vas a visitar, sino con las personas, animales, monumentos, etc…
Tenemos la tontería en lo alto, que le vamos a hacer. A mi desde pequeño me enseñaron a no tirar nada al suelo. En mi casa, en la calle, en el coche y en cualquier sitio que parece que nos volvemos salvajes en cuanto ponemos un pie fuera de casa. Como todos hemos visto a personas hacer de vacaciones, que ni de coña las harían en casa o en su ciudad. Recuerdo que un día le dije a un familiar: “Quillo, cuida la ciudad” y la respuesta fue: “No es la mía”.
Esto de acuerdo totalmente con el artículo y nos vamos a cargar nuestro planeta pero debemos ser responsables siempre no 30 ó 40 días al año.
Saludos Viajeros
Ya tenía yo ganas de conocer tu opinión Ismael. Gracias por pasarte 🙂
Tienes toda la razón, es básicamente una cuestión de educación, pero en casa y en el otro lado del mundo. Yo también he visto muchas actitudes incoherentes sobre el tema, no se puede ir de responsable y sostenible y luego nos vamos de crucero por ejemplo que contamina más que la vida…O como tu dices, no se puede ser responsable 40 días al año.
Un abrazo hasta el sur.
P.D. Tenemos que charlar y ponernos al día.
Ojalá que cuando tomemos conciencia de todo el daño que le estamos haciendo al planeta no sea demasiado tarde. La iniciativa por parte de los bloggers que mencionas es excelente, tenemos que tomar la responsabilidad sobre temas tan relevantes y como dicen por ahí el ejemplo arrastra, más en estos tiempos en que se pasa tanto tiempo en Internet y en Redes Sociales, estos pequeños gestos seguro que pueden generar grandes cambios. Pero como lo comentas, tales hábitos y cuidados deben transferirse a nuestro diario vivir, que no se queden solamente en los viajes
Hola Edith,
Muchas gracias por tu comentario. Sí que la publicación en redes sociales por parte de la gente en general, y de los bloggers en particular, ha influido en muchos que hasta hace poco ni pensaban en el medio ambiente. Creo que es sencillo cambiar algunos pequeños hábitos y malas costumbres en el día a día, con eso ya haríamos mucho 🙂
¡Un saludo!
Tenía muchas ganas de leer tu opinión sobre todo esto y, como me esperaba, tienes toda la razón. De nada sirve que queramos cambiar en los viajes si los cambios nos los empezamos a hacer en nuestra propia casa. Particularmente el viaje por Indonesia me tocó muchísimo y ahora tengo mucho más cuidado de lo que consumo y dejo de consumir… Poco a poco 😀
Hola Sergio,
Gracias por tu comentario. Entiendo el cambio que comentas tras el viaje a Indonesia, ver las cosas en directo nos hace abrir más los ojos. A mí me pasó con la ropa, cuando volví de Camboya dejé de comprar en determinadas marcas/tiendas.
Poco a poco sí, pero sin perder el ritmo 😉
Un abrazo compañero.
Nos ha llamado mucho la atención el título del post porque compartimos esa filosofía de que no sólo hay que ser un turista responsable, sino también una persona responsable.
Últimamente muchos blogs publican idearios o consejos sobre cómo ser un turista responsable, pero curiosamente pocos recomiendan mantener esa actitud responsable al volver a casa…
Estamos de acuerdo contigo: de nada sirve viajar de forma sostenible si en nuestro barrio, en casa o en el trabajo no aplicamos los mismos valores.
Un 10 para este post Maruxaina.
Abrazos.
Ohhhh…¡Muchas gracias Dinkys!
Me alegro que os haya gustado y que apostéis también por ser personas responsables, además de viajeros 🙂
Es cuestión de coherencia, además es más sencillo si uno ya está acostumbrado a hacerlo a diario cuando luego se mueva por el mundo.
Un abrazo grande de vuelta.
Me quedo con la frase que resume el artículo: debemos ser personas responsables en todos los ámbitos de la vida. Y es complicado y duro. A nosotros aun nos queda mucho camino por recorrer, pero intentamos mejorar cada día.
Felicidades por el artículo!
¡Graciñas compañeiro! Es que creo que es básico, si no somos responsables ya en casa, mal vamos…Ser una persona responsable no es tan complicado, cuestión de organizarse y muchas veces de sentidiño común. Además pensar que sino se hace no podremos disfrutar del mundo que tenemos es la mejor de las razones para no desanimarse 😉
Un abrazo.
Hola Maruxaina!
Gracias al post que escribiste sobre el intercambio de casas he descubierto una nueva forma de viajar 🙂 En breve recibiré a mis segundos invitados y creo que sí es una buena forma de colaborar a un turismo más sostenible.
Muchas gracias por el post y ¡continuaré leyéndote!
Hola Pepa,
Qué bien, ¡me alegro mucho que te hayas animado! Nosotros en breves haremos nuestro creo que 19 intercambio y con ganas de conocer el nuevo destino y a la anfitriona 🙂
Ya me contarás qué tal los invitados, seguro que es una experiencia genial.
Un saludo y gracias a ti por la lectura y tu comentario.
Hola, Maruxaina.
Yo, por salud, hago turismo en casa, es decir: Galicia-Portugal. Tenemos lugares realmente maravillosos, que muchos no conocemos. El microplástico es lo más grave que veo en nuestras playas, es más fácil volver con una bolsa llena de botellas y latas que recoger tapones, pedacitos de cosas, palitos de limpiar los oídos, etc. Pero hay otro tipo que me preocupa más que a los propios pescadores: sus redes, sus nasas, sus cajas de porespan, sus cabos, ….que, desgraciadamente encontramos por toda la costa.
No hace mucho, me pasé una tarde recogiendo basura de la playa de Moaña (ni una papelera por la arena, que no es excusa) y cuando me cansé e iba hacia el paso de peatones me encontré un basurero (del que hice foto) en ese extremo de la playa que ya me desmoralizó. Me dije: el Concello tendrá una partida presupuestaria para limpieza. A dónde va,?. No estamos hablando de una playa como Temperáns u otras bastante “vírgenes” de las que te traes tu basura sí o sí, porque no hay contenedores. Hablamos de Moaña, a pie de carretera, rodeada de edificios con sus contenedores de todo tipo y papeleras.
Ya sé que tu post va de otra cosa, pero quise comentarlo.
En mi casa los grifos abiertos y las luces encendidas son algo que todavía estamos trabajando.
Un abrazo y gracias por tu labor. Un abrazo
Hola Pilar,
Muchas gracias a ti por tu tiempo para leerme y por tu comentario 🙂
Como dices, tenemos lugares cerca increíbles y desconocidos, no tenemos que viajar lejos para descubrir tesoros y aprender mil historias.
Tu historia con el basurero de la playa me pasa a mí a diario aquí donde vivo, vienen tres personas, en una camioneta para vaciar dos papeleras. Ni limpian caminos ni nada de nada. Nosotros también salimos una o dos veces por semana a recoger la basura que otros dejan en el monte y en la playa, porque aunque sé que deben hacerlo otras personas (los que son pagados para ello) no puedo pasar delante y saber que permanecerá allí hasta el infinito…Me consume 🙁
Ánimo con los grifos y luces, son pequeños gestos que hacen mucho, un cartelito recordatorio en el baño igual funciona 😉
Un abrazo de vuelta y de nuevo gracias.
Gracias por el post. Creo que fallo sobre todo en cuanto a compras en mi día a día. Muchas veces, por las prisas o lo que sea, acabo en grandes superficies donde todo viene envasado 15 mil veces en 20 plásticos distintos. Que aunque luego todo eso se recicle, la huella ya está ahí.
Hace poco me registre en una web de intercambio de casas, no muy convencida pero por curiosidad. Como bien dices creo que puede ser una de las claves para ser una viajera un poco mas responsable. ¡Habrá que probar!
Hola Iria,
Muchas gracias a ti por leerlo 🙂
Sobre las compras, es normal por prisas, costumbre y comodidad ir a grandes superficies pero como dices aunque luego recicles el consumo ya está hecho. Es cuestión de organizarse y poco a poco ir cambiando pequeños hábitos, porque sí se reduce mucho mucho plástico.
Sobre el intercambio de casas, tengo un par de post escritos sobre nuestra experiencia por si quieres echar un vistazo. Todo lo que te puedo decir es bueno, en breves haremos la número 19 y las experiencias han sido geniales. Pero si tienes cualquier duda o lo que sea escríbeme que te cuento encantada 😉
¡Un abrazo!
Esperemos que esto del “turismo sostenible” no se quede en una moda. La verdad es que son dos palabras que me parecen bastante antagónicas. Por degracia, creo que el turismo acaba destruyendo (casi todo) lo que pisa. Es igual que sea una tribu de África, una montaña del himalaya, una playa cántabra o una ciudad como Venecia, Barcelona o Vigo. Soy bastamte pesimista, en este sentido.
Sin embargo, ya que no vamos a dejar de turistear, que menos que ser lo más responsables con aquello que pisamos.
Gracias por el post.
Hola Jordi,
Muchas gracias a tí por leerlo.
Confieso que yo también soy un poco pesimista, pero tenemos la obligación moral de intentarlo…Ojalá como dices no se quede en una moda y todas esas buenas acciones que hacemos cuando viajamos las traslademos también a nuestro entorno. Si no, no servirá de nada.
Un abrazo.
Enhorabuena. Has resumido en un post toda una filosofia de vida. Probablemente la única que pueda salvarnos de un apocalipsis cercano. Luchemos por convertirla en colectiva.
Muchas gracias por tu comentario Marco. Ojalá no se quede en una moda y cambien los hábitos. Si no lo hacemos entre todos, mal vamos.
Las jornadas que organizas son un buen ejemplo de que si hay interés y ganas pueden hacerse muchas cosas 🙂
¡Un abrazo!