Camboya. Información Práctica y Preparativos de Viaje.

Tras ver varias opciones elegimos salir desde el aeropuerto de Lisboa. Fue un periplo de autobus desde Galicia, con parada en nuestra querida Porto, y noche en la capital portugesa.

El vuelo salía temprano, primera escala Lisboa-Dubai, unas horas en el surrealista aeropuerto y otro vuelo que nos llevaría a Singapur. En el país de las prohibiciones estuvimos dos noches y aprovechamos para conocer la ciudad.

Una última escala en Sri Lanka hizo que pasásemos un día en Negombo, una ciudad tranquila que nos dejó con ganas de más. Y tras cuatro países y un monedero con divisas de lo más variadas llegamos a Camboya, al aeropuerto de su capital Phnom Penh.

El regreso fue igual pero con sólo una noche en Dubái. Salvo el último vuelo a la capital camboyana que fue con Jet Star, el resto fueron con la compañía Emirates, que se convirtió en nuestra favorita. Una atención perfecta, muchos servicios y comodidades a bordo y un menú hindú, por haber marcado mal la casilla de opciones, al que me acabé acostumbrando.

Nos movimos en transporte público: bicicleta, moto, tuk-tuk-, furgoneta, autobus, barca...Las opciones son variadas así que la elección depende de tu prisa, la comodidad y las ganas de aventura.

Extrañamos el tren pero en Camboya la red ferroviaria era casi inexistente cuando nosotros estuvimos. Fue destruida durante la guerra civil del siglo pasado y en los últimos años se han hecho grandes avances. Incluídos unir la capital camboyana con su homónima tailandesa.

Los billetes de bus siempre los compramos en el momento de partir. También contratamos algún traslado en los lugares donde dormíamos o un tuk-tuk con conductor para el primer día de visita a Angkor.

Sin duda una de las grandes anécdotas de ese viaje fue el recorrido que hicimos desde Kratie a Mondulkiri. Muchas horas de furgoneta, muchas paradas en las que no dejaba de subir gente hasta llegar a las veintiocho personas en un vehículo para nueve. Pinchazo, soborno a la policía y parada para comer incluídas en un día sin duda inolvidable.

Sí notamos que se estaban arreglando muchas carreteras sobre todo al norte del país. Fue en la selva donde alquilamos una moto y recorrimos kilómetros de carreteras sin asfaltar y sin iluminación. Después nos dijeron que no era legal para extranjeros, en nuestro caso no nos pidieron nada salvo el equivalente a diez euros por 24 horas de risas y paisajes increíbles.

Durante los veinte días que estuvimos por el país, el alojamiento lo fuimos reservando cada día. Nunca tuvimos problema ya que la oferta es muy amplia.

Hay opciones para todos los bolsillos: desde los cinco euros de una habitación sencilla hasta los precios exlusivos de los nuevos hotelazos y cadenas internacionales.

En casi todos incluían en el desayuno en la tarifa de la habitación. La mayoría, incluso los hostels más sencillos, además ofrece servicios de excursiones, transporte o lavandería. En otro post os hablaré con más detalle de los alojamientos que conocimos durante nuestro viaje.

En zonas muy turísticas como la capital o los templos de Angkor hay muchos menores pidiendo y/o vendiendo pulseras o refrescos. Es un tema delicado pero nosotros decidimos no contribuir con dinero. La ropa, material escolar o compartir un almuerzo o unas risas que ofrecimos fueron siempre bien recibidas.

También vimos bastantes casos de prostitución, incluyendo menores. Situaciones horribles con occidentales como protagonistas ante la pasividad de policía y dueños de locales o restaurantes frecuentados por turistas. Ojo porque hay locales que engañan, si veis solo "señores" extranjeros mejor no os quedéis.

A nivel seguridad no tuvimos ningún percance y nos movimos con total confianza y libertad. Camboya es un país seguro, hasta el punto de olvidarnos la mochila en el tuk-tuk durante unas seis horas y encontrarla en el mismo lugar al volver. Donde más intranquila me sentí fue en Siem Reap, la ciudad más próxima a los templos de Angkor, llena de turistas alcoholizados y mucha venta de droga en la calle.

Los viajes en transporte público eran bien temprano por la falta de luz en las carreteras. Los autobuses carecían de baño así que hay que esperar a las paradas del camino. Aconsejable llevar en la mochila un rollo de papel higiénico.

Como siempre tratar de consumir productos locales y evitar dejar rastros de basura. En muchos casos nosotros la guardábamos hasta encontrar papeleras. Ya en aquél viaje, hace seis años, encontramos muchísimas chancletas y plásticos, incluso en islas casi desiertas como nuestra querida Koh Tonsay.