Por fin lunes. El día que el cementerio Monumental de Bonaire cerraba al público. Los turistas tendrían que buscar otra visita que hacer en Cagliari y ellos podrían jugar tranquilos.
El día era perfecto para un mes de diciembre, cielo despejado y nada de frío así que tenían unas vistas privilegiadas de la ciudad desde lo alto de la colina del Buen Aire.
El Edicto de Saint-Coud (1827) obligaba a enterrar en las afueras de las ciudades, en lugares soleados y aireados, para evitar problemas de salud e higiene. Hasta entonces los cementerios se ubicaban en torno a las iglesias.
Era su punto de encuentro en el enorme camposanto. Veían la zona del castillo así como los nuevos edificios de una ciudad que habían visto crecer los últimos doscientos años. Dejaban sus capillas, pedestales y mausoleos para reunirse hasta el atardecer. Luca se despedía de su madre, sin olvidarse de arroparla con la colcha bordada por la abuela, y las primas Rinaldi pedían permiso cada lunes a la institutriz que las cuidaba.
Como en todos los grupos de amigos, siempre había quien llegaba tarde. En su caso tenían pocas excusas, disponían de toda la eternidad y su reunión de los lunes era ineludible. Casi siempre era el pequeño Efisino quien aparecía de último, con cara de sueño y corriendo todo lo que le permitían sus piernitas de tres años.
"Cattivo! Perché non ti svegli?" "¡Niño!¿Por qué no te despiertas?"
-Lo siento.- dijo aferrándose a su caballo de juguete. Pero los gatos están aprovechando los rayos de sol y he tenido que venir por el camino largo.
-Aún tienes la marca de la camisa en la cara Efi... Otra vez te has quedado dormido. Ya sabes lo que te toca.
El que hablaba era Giulio, siempre rígido y estricto con las normas. Vestía con orgullo su uniforme de gala, casi impecable a pesar de los años, y no dejaba atrás su gorra de cadete fuese cuál fuese el plan que tuviese con aquéllos extraños compañeros de juegos. Sus 14 años lo convertían en uno de los mayores del grupo, además de ser de los primeros en llegar a Bonaire.
El Cementerio de Bonaria fue inaugurado el 1 de Enero de 1829 tras la epidemia de cólera que colapsó el sistema de entierros de Cagliari. Treinta años después ya resultaba pequeño. El arquitecto sardo Gaetano Cima se ocupó de tres obras de ampliación, la primera en 1854 y la última diez años antes de su muerte en 1878. Su modesta tumba está en el columbario de la segunda terraza.
-Bueno Giulio, no hay que ser tan estricto. Ya no estás en la Academia. Además Efisino no puede vigilar solo, hay gatos más grandes que él jajajaja. No te preocupes pequeño, yo te acompañaré al final del grupo.
-Pero no te olvides de mí Chiara.- Emmanuela salió de su habitual silencio. Prefería no ir sola, así que cuando el juego era de esconderse o aventurarse hacia las zonas más abandonadas se pegaba a la joven. Ésta había aceptado el papel de hermana mayor desde el primer día y confiaba en que la miedosa Emmy, como la llamaba, fuese adquiriendo más confianza en el resto del grupo.
-Claro que no, iremos los tres juntos. ¿Por qué no vais recogiendo unas flores?Han salido unas margaritas violetas cerca de la tumba Pastore. Venga, ¡seguro que podeis hacer un ramo cada uno!
Menos mal que siempre estaba Chiara para mediar entre todos. La joven sarda era paciente y dispuesta como una buena joven del Ottocento italiano.
Su larga túnica no le impedía correr por los interminables pasillos de los columbarios, saltar a la comba o trepar a los árboles con los más pequeños. Era sabido entre sus compañeros que sus padres, demasiado religiosos y severos, le habían privado de una niñez divertida y feliz. Ahora su energía y ganas de jugar eran inagotables. Y cuidar a aquéllos pequeños, en especial a Emmy, le hacía extrañar menos a sus hermanos.
-Ahora que estamos tranquilos, sin pequeños, os cuento... Amina y Jenny no vendrán hoy. He visto en el almanaque del portero que hoy es día 13.
-Oh Giulio, qué manera de arriesgarte...¿Es 13 de diciembre otra vez? Se quedarán con el padre claro. Pues podemos acercarnos luego si os parece por su capilla, igual agradecen la visita. Qué pena de familia, es de las historias más tristes que he conocido en este cementerio.- Chiara bajó la cabeza pensativa, dándole vueltas una vez más al trágico final de las encantadoras hermanas.
-No entiendo qué pasaba por sus cabezas para tomar tan horrible decisión. Y tan poco cristiana...No me mires así Chiara, normal que el padre muriese poco después de Jenny quitarse la vida. Perder una hija en tales circunstancias, un abogado respetable como él que ya había aguantado el capricho de las niñas que no podían estudiar en casa como el resto. Si es que lo que ha debido aguantar ese hombre....- Giulio movía la cabeza nervioso y enfadado. Pero en el fondo representaba un papel, ésas eran las palabras que había escuchado en casa tras el drama de la familia Nurchis.
Las hermanas Nurchis se enfrentaron con la sociedad decidiendo estudiar en el Ginnasio de Cagliari. En una época que ir a estudiar fuera de casa, a un instituto público de hombres, era algo "no adecuado" para mujeres. Jenny fue la primera en terminar los estudios. Las críticas y presión social hicieron que su novio la repudiase antes de la boda. Se suicidó en 1886. Su padre falleció meses después. Amina, siguió los pasos académicos de Jenny y por desgracia su mismo final, quitándose la vida apenas dos años después.
-No dudo en lo que sufrió el señor Nurchis, pero debes reconocer también lo mal que se portó la gente con ellas Giulio. Y todo por querer estudiar...Éso sí que es lamentable. Las pobres sólo querían ir a clase y obtener un diploma, no eran delincuentes ni hacían daño a nadie.- Chiara siempre defendía a las hermanas. Ingresada en un convento por sus padres, envidiaba la voluntad y carácter de las estudiantes.
-Vivieron en una época equivocada. Hoy serían como esas jóvenes que vienen solas a pasear entre tumbas, con cuadernos llenos de ideas y pinceles de colores sobresaliendo de esos sacos gigantes.- Los detalles de Luca. Era el que informaba al grupo de cómo iba la vida fuera de los muros de Bonaria. La escultura de su madre era de las más fotografiadas y él no perdía la ocasión de tener gente tan cerca para escuchar y observarlo todo. ¿Te imaginas, Federica, saliendo sola a pasear? ¿Sin esa estirada institutriz pegada a vuestras faldas?
La mayor de las Rinaldi no estaba prestando atención a la conversación. Se había acercado a Sabina para que ésta no se sintiese sola. La pequeña le inspiraba mucha ternura, con sus tirabuzones y grandes ojos llenos de esperanza. Siempre con su manita preparada para enviar un beso. Con su mejor vestido y sombrero con lazo lista para salir a pasear. Siempre pensando que su madre aparecería, a pesar de saber que desde 1968 no se había vuelto a enterrar a nadie en Bonaire.
El silencio fue interrumpido por Efisenio y Emmanuela que volvían con sus ramos de flores. El sol de invierno empezaba a calentar sus fríos cuerpos. Más de uno se hubiese quedado sobre la hierba, bajo el cielo azul, pero les esperaba su lunes de aventuras. Correrían entre tumbas y esculturas de Santoro, escondiéndose en capillas vacías y lápidas rotas. Evitando a muertos mal humorados y gatos traviesos, haciendo el recorrido inverso al del anciano guardia del cementerio.
Jugarían a inventar historias y a crear los personajes que escondían los infinitos nombres de los columbarios. Visitarían a las hermanas Nurchis y a la señora Ornella, para escuchar uno de sus cuentos al atardecer...
Pero esa es otra historia que os contaré otro día. Continuará...
11 Comments
Yo también soy de las que visito cementerios… Y es que, a pesar de lo que pueda parecer, suelen ser lugares que transmiten paz. Destacaría también el de la Recoleta, en Buenos Aires, o el de St. Pauli en Malmö. Y, tirando para casa, el de Pereiró de Vigo, en el que se organizan incluso visitas guiadas.
¡Un abrazo!
Me encanta visitar este tipo de cementerios, que son auténticos museos al aire libre. Además, las frías piedras siempre están llenas de historia y me encanta cómo la has contado, como un cuento cargado de melancolía con sus pinceladas de realidad. Una manera maravillosa de recorrerlo, aunque de momento sea con la imaginación.
Hola Jose,
Si os gustan los cementerios, no podeis dejar de visitar Bonaria cuando conozcais Cagliari. Es de los más bonitos a nivel esculturas que he conocido.
Me alegra que te haya gustado el cuentito, tendrá segunda parte porque sus protagonistas aún tienen mucho que contar 😉
Un abrazo.
¡Qué forma más original y amena de mostrarnos la historia del cementerio de Caliagri!
Nosotros no somos muy asiduos a visitar cementerios y no porque le tengamos miedo a la muerte, ya que es algo por lo que todos tenemos que pasar, sino porque nos produce mucha tristeza pensar que (antes o después) nuestros familiares van a terminar ahí…
Saludos.
Hola Dinkys,
Muchas gracias por vuestro comentario 🙂
Quizá sea porque los gallegos tenemos una relación con la muerte…distinta, pero nosotros lugar que visitamos, lugar al que vamos al cementerio. Me parece una buena forma de conocer el pasado y la historia del lugar.
Bonaria merece mucho la pena al igual que la ciudad de Cagliari, si no habeis estado es muyyyyy recomendable.
Un saludo.
Me ha gustado mucho la historia, aunque no suelo visitar cementerios. Pero este me ha gustado 🙂
Hola Belén,
Este cementerio es como un museo al aire libre, si viajas a Cagliari es una visita de lo más recomendable.
Un saludo.
Creo que ya te he dicho alguna vez lo mucho que me gustan los cementerios, creo que dicen mucho del lugar en el que se encuentran. Suelo imaginar historias cuando alguna sepultura me llama la atención, pero jamás hubiera llegado a poder (o querer) pensar en la de estas jóvenes. Qué duro lo que nos cuentas, algo que si pensamos, pasó no hace tanto. Gracias por compartirla con nosotros.
Cuando alguien escribe tan bonito, Italia y historia de las buenas… ¡pelos de punta! Ya sabes que tengo ganas locas de visitar Cerdeña, este año ya no será, ya que el viaje largo será a San Marino y Le Marque (si la salud lo permite, espero que en octubre todo vuelva a la normalidad). Espero que al siguiente, porque casi casi que no le dejo otra opción a Claudio. Saludo
Me ha encantado la historieta María! Ya tengo visita obligada en Cagliari este verano!!!
¡Hola Yaiza!
Muchas gracias por tu comentario 🙂
Cagliari fue una grata sorpresa, apenas sabía nada de la ciudad y me encantó. Este cementerio es de los más bonitos que conozco y tiene infinitas historias…No dejes de visitarlo cuando vayais este verano!
Un saludo guapa.